La vida de Salvatore Ferragamo es de película. No sólo porque se convirtiera en el zapatero de las estrellas de Hollywood en sus años de esplendor, allá por los veinte del siglo pasado, sino porque su historia personal parece sacada de una cinta sobre superación, de esas que hoy están a la orden del día. Nacido en el pueblo napolitano de Bonito, en 1898, hijo de una humilde familia de agricultores, supo desde muy pequeño que su oficio sería echarle belleza y comodidad a los zapatos que llevaran su sello.
«Este es el trabajo de toda mi vida: aprender a hacer zapatos que se ajustan a la perfección y no poner mi nombre en los que no son así. De modo que, por favor, más allá de la historia de un chico descalzo e ignorante que se ha convertido en un zapatero famoso concentren su atención en el placer que nace cuando se camina bien». Estas son las palabras finales que escribió en el prefacio de su autobiografía, que ahora será llevada al cine por Luca Guadagnino (en la imagen superior) y presentada fuera de competición en el Festival de Cine de Venecia del próximo septiembre.
El largometraje es un documental que recorre su vida desde su nacimiento a su llegada a los Estados Unidos. Un aprendiz de zapatero en Nápoles, convertido con los años en el dueño de la «Hollywood Boot Shop» en California. Para luego regresar a su tierra y establecerse en Florencia, donde ejerció con habilidad y gran éxito la artesanía del calzado que le daría fama y el sobrenombre de «zapatero de las estrellas». Joan Crawford, Sofia Loren, Audrey Hepburn, Marilyn Monroe o Eva Perón fueron algunas de sus clientas.
El proyecto se gestó en el año 2017 cuando Luca Guadagnino, tras leer la vida del zapatero y empresario, se acercó a la familia Ferragamo, su mujer, Wanda Miletti, y sus seis hijos. Les abrieron las puertas de los archivos de la marca de moda, además de facilitarle entrevistas, anécdotas familiares y toda la información necesaria para el montaje de la cinta. Durante tres años, la Fondazione Salvatore Ferragamo y el Museo Salvatore Ferragamo trabajaron con el director y la guionista Dana Thomas.
Las grabaciones en cinta de Salvatore leyendo en voz alta algunos de los capítulos de su autobiografía, que han sido restauradas para la ocasión, y las entrevistas de radio que dio en Australia también resultaron de un valor incalculable para su investigación. Ferragamo murió con sesenta y dos años dejando un gran legado a su familia, que supo coger el testigo y continuar afianzando una de las firmas señeras en Italia. El sueño americano se hizo realidad en aquel niño que se estrenó en el oficio haciéndole los zapatos de Primera Comunión a sus hermanos. Tenía sólo nueve años.