María Ramos González -Serna es una sevillana que vive por y para sus encajes, sus trajes de novia, sus mantillas, sus vestidos de cristianar. Es una mujer empeñada en que la costura de siempre, la tradicional, no se muera ni tan siquiera se devalúe. Así anda todo el día buscando la fórmula idónea para preservar las costumbres del pasado sin perder el ritmo del presente. Tal vez por eso se fue a la I Feria de Moda Vintage de Madrid, invitada por Lorenzo Caprile, quien expuso su colección de corsés. Allí se encontraron y allí intercambiaron sus pasiones de aguja y dedal.
Lorenzo Caprile había escrito en la revista Yo Dona un artículo esclarecedor acerca del significado del término vintage que mariposea de flor en flor no sólo en revistas de moda, sino en cualquier reunión de amigas. Decir que una se ha comprado un vestido vintage es como decir que se tiene un gusto exquisito, capaz de diferenciar entre lo vulgar y lo escogido; es decir, que ha sabido captar la esencia de la moda en singular, esa que es eterna. Según Caprile, el término procede del mundo del vino y su traducción aproximada sería añejo, pero, se preguntaba, ¿puede algo viejo, antiguo, pasado de moda…estar de moda, valga la redundancia? «La respuesta es sí -escribía- siempre y cuando lo denominemos vintage. Hay cientos de definiciones y explicaciones sobre el concepto, pero para resumir y facilitar las cosas, yo identifico como tal a toda prenda o complemento con más de 25 años de antigüedad. Hoy, cualquier cosa del ochenta y tantos para atrás puede lucir sin ningún complejo la etiqueta».
Pero,- y ahora me pregunto yo- ¿por qué esta fiebre del vintage? Pues porque la gente necesita diferenciarse del resto de sus congéneres. La llamada democratización de la moda la ha vulgarizado y ha creado una tribu dentro de las tribus donde poca gente se reconoce. La democratización y la globalización han abocado a la moda a perder parte de su esencia. Esa esencia de distinción, incluida en su uniformidad. Vestir una prenda distinta al resto, con un marchamo además de antigüedad, no de antigua, es como poner una pica en Flandes. Es trabajarse la estética para conseguir un estilo propio, partiendo del de los demás pero sin afectar a la personalidad; o sea, con criterio.
En esto llega gente como María Ramos González-Serna y su aluvión de encajes que tiñe y adorna con el mimo de una artesana. Se fue a la Feria Vintage de Madrid y triunfó. Lorenzo Caprile se llevó a su casa algunas de sus prendas y ella volvió a Sevilla con la satisfacción de que nunca el tiempo es perdido.
7 comentarios
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Me gustan las cosas de María Ramos porque son diferentes. Tienen ese magnetismo de lo antiguo, pero con la frescura de lo actual.
La felicito
Sabe que poner, como y de que manera hacerlo, para que sea exactamente lo que alguien necesita, quiere y lo plasma hasta el mas mínimo detalle. Con arte y esmero. Sabe como hacerte mas guapa, esbelta y estilosa. Sabe poner dos trocitos de tela, que a cualquiera pasarían inadvertidos, en una forma y conjunción inimitable. Lo suyo es sacar de donde nadie ve. Dar el toque especial.
Es una artista.
MARÍA RAMOS ES UNA PERSONA MUY CREATIVA, TRABAJADORA, INNOVADORA, INTUITIVA, PERFECCIONISTA, CUIDA CADA MÍNIMO DETALLE, Y PONE EL ALMA EN SU TRABAJO. TODO ESTO LO TRANSMITE EN SUS DISEÑOS.
ES UNA GRAN ARTISTA QUE MERECE MI RECONOCIMIENTO Y EL DE TODOS AQUELLOS QUE TIENEN LA FORTUNA DE CONOCER SU TRABAJO.
Nunca el tiempo es perdido, así lo dice en su canción Manolo García…
Que cosas mas antiguas y que encajes!!! Me recuerdan los ajuares de mi madre…
Conozco el trabajo de María Ramos y es excelente.
Esta chica tiene cosas preciosas, muy bien hechas y de una gran calidad. La felicito.
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