Joyas con fecha de caducidad

por Clara Guzmán

pulsera10Ana González, conocida en los ambientes, según palabras de Carlos Herrera, como Ana Locking, es una joven diseñadora  (el apelativo joven va en función de los años que tenga el que escriba, y en este caso haber nacido en 197o es tener la juventud en la boca). Una joven diseñadora que salió a los medios con el nombre de Locking Shocking, un tándem que duró diez años hasta que en 2007 se disolvió la firma.

Ahora, Ana Locking vuelve a la palestra con una peculiar colección de joyas para la primavera-verano 2010, que debería haber bautizado con el latinajo «tempus fugit»; o sea, el tiempo se escapa y hay que atraparlo como sea y mañana será otro día y carpe diem, que es lo poco de latín que sabe la generación «Nini». Son joyas perecederas. Tan perecederas que son de cera. Pulseras y collares de cera virgen. ¿No fue Marilyn Monroe la que dijo que los diamantes eran los mejores amigos de las chicas? Pues hay que cambiar el chip. Los tiempos evolucionan y lo fugaz se eterniza. Al menos en apariencia.

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Hay a quien le dará grima comprarse una pulsera o un collar de cera, sabiendo que se derrite. Pero habrá quien acepte a pie juntillas que todo en esta vida tiene fecha de caducidad. Ana Locking lo asume y ha creado una colección que también podría haber llamado «no hay más cera que la que arde». Y en tiempos de crisis nada es eterno, el trabajo, por ejemplo.

Usar y tirar

Desde tiempo inmemorial, las joyas han sido siempre símbolos de riqueza familiar, aunque no hay que descuidar las propiedades mágicas y rituales que se les atribuían y que han perdurado con los siglos. A ciertas piedras y metales se les consideraban capaces de alejar los espíritus malignos y de asegurar la salud y la felicidad de sus portadores. El XIX fue el siglo de la ruptura en la moda joyera. Coincidió con el Romanticismo y al igual que los poetas, los escritores y los pintores, también los joyeros volvieron sus ojos al pasado para buscar su inspiración. Al principio encontraron sus musas en la Edad Media y en el Renacimiento, pero los descubrimientos arqueológicos, que comenzaron a revelar los secretos de las civilizaciones milenarias, les sirvieron de filón para crear piezas a imagen y semejanza de la joyería etrusca y griega.

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De todas formas, el gran impulso a la joyería se dio en 1900. Los artistas del Art Nouveau confeccionaron piezas cuyos diseños han pasado a la historia. O sea, creaban para perpetuarse. Ahora se crea para usar y tirar. Es otra opción y además no ocupa espacio.

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6 comentarios

Rich 17 septiembre 2012 - 15:55

Don’t go that way 😛

Hortensia Gil 3 febrero 2010 - 13:24

Me parecen muy originales estos complementos, es fantastico encontrar gente con tanta creatividad, muy acertado este post Clara y esa mirada al pasado………..por cierto yo si me pondria estas «joyas»

Luisa 1 febrero 2010 - 18:08

A mí también me parecen graciosas estas joyitas. Yo no puedo ir a Suárez a comprarme los collarones de la Preysler.

Arturo 1 febrero 2010 - 18:01

A mí me parece una idea muy original, acorde con los tiempos que corren. Felicito a Ana González

Coral 1 febrero 2010 - 17:24

A mi me da un poco de asco estas joyas, que quieren que les diga. Que no se le ocurra a mi chico comprármela para San Valentín.

MARTA VERA 1 febrero 2010 - 11:00

Siempre nos quedará París, o en este caso… el lazo.

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