Libélula Lila, la inspiración cazada al vuelo

Victoria Fuello, con Lola Alcocer, en Moda de Sevilla. Foto: Beppe Misiti

Victoria Fuello va en el autobús de Tussam, ve a una chica con un colgante, un edificio, un objeto curioso y saca su libretita y dibuja. Luego le da vueltas a la idea, pero ya ha cazado la inspiración al vuelo. La de diseños en cerámica que le habrá proporcionado viajar en el transporte urbano. Tantas creaciones rodantes que la deberían hacer usuaria de honor antes de que el  «invisible» Metro haga kilométrica su campaña de marketing.

Victoria Fuello es artesana y utiliza cerámica, arcilla polimérica, plata, cobre en láminas y toda una gama de elementos diferentes. Con todos ellos da a luz delicadas piezas que hablan de su palpitante creatividad y de la pasión que le echa a la vida. Acabó la carrera de Derecho en 1992, pero llevaba en la sangre el arte. Su abuelo cogía los pinceles por afición, cuando su trabajo pintando vidrio en la fábrica de Miraflores se lo permitía. Por eso ella fue de curso en curso, ahora de azulejería, ahora de modelado, con parada y fonda para cuidar a sus dos hijas, hasta que hace dos años se armó de valor y se hizo autónoma. Para entonces ya había vendido sus joyas de cerámica a los amigos. A partir de ese momento, con sus bártulos en ristre, se instala en los estands de las ferias de artesanía. Aunque ahora se ha «hecho fija» todo el año en El Postigo, en la  sevillana calle Arfe, la trashumancia es su sino. A partir del día 17 de este mes y hasta el 5 de enero la veremos en el Mercado Navideño de la Plaza Nueva de Sevilla. Allí, en el estand 37, estará Libélula Lila para que la cacen al vuelo.

Agudizar el ingenio

Victoria bautizó su firma con el nombre de Libélula Lila, el insecto que dibujó para una hipotética tienda en uno de los ejercicios de aplicada “cursillista”. “El nombre es sonoro y además la libélula me evoca el Art Deco, un estilo que me apasiona y que gira en torno a las curvas. Pero la sociedad no valora la artesanía y el azulejo se relaciona siempre con piezas tradicionales. Estoy de acuerdo en lo que dice Juan Duyos de que en España el diseñador es un pluriempleado. Yo soy artesana, diseñadora, relaciones públicas, empresaria, internauta y dependienta de mi propio mostrador, pero ahí es precisamente donde soy feliz. En el estand hago las piezas in situ, la gente da su opinión y eso es un privilegio. Ahora, en época de crisis hay que trabajar más e invertir más. Agudizar el ingenio como cuando existía la censura y había que esquivarla. Hay que poner más variedad de color y precio, aunque es cierto que la creatividad está en crisis. Hay que sentarse a reposar y depurar una idea, una idea que al plasmarla va derivando, porque la inspiración te debe pillar trabajando”. Así la pillaron las musas  en octubre y el resultado fue un clamoroso éxito en el certamen Moda de Sevilla. Sus complementos apabullaron al público que llenaba el Casino de la Exposición.

_ ¿Se vive de esto?
_Si tu marido trabaja y paga las facturas, sí. El que quiera entrar en este oficio para hacerse rico está equivocado. Las subvenciones son ayudas, aunque en la Oficina de Promoción al Artesano de la Delegación de Economía y Empleo del Ayuntamiento, que está en la calle Lumbreras, me han asesorado muy bien gracias a la profesionalidad de Amparo Gimeno. Con Extenda y con mi admirada Margaret de Arcos, estuve en París, en la Feria “Maison et Objet”, un recinto que lo ves y Fibes te parece tu piso.

Victoria también se inspira en reproducciones de arte y le gusta descubrir nuevos pintores, aunque Dalí y los japoneses son sus preferidos. De todas formas lo que de verdad le fascinaría es que las mujeres que pintaba Gustav Klimt llevaran sus diseños. “Lo mejor que me puede pasar es cruzarme por la calle con alguien que lleva o soy la autora. Me llenaría de orgullo que Laura Sánchez y Eva González se pusieran mis diseños como la periodista Paz Alarcón, que es una de mis fieles”.

Red solidaria
Victoria Fuello no quiere dejarse en el tintero a toda esa gente que la ha ayudado en su trayectoria. “Merchona Goñi me descubrió y de su mano me introduje en la Asociación de Amigos de la Moda. Amparo Gimeno y Paz Alarcón también confiaron en mí. Soy una mujer con mucha suerte”. Con mucha suerte y con un sinfín de aficiones. “Me gusta andar por el campo, el cine, charlar y la novela histórica. Ahora estoy leyendo “Los años del miedo”, de Juan Eslava Galán. ¿Que es de Jaén? Yo creía que era catalán. Narra la posguerra española, el estraperlo, las cartillas de racionamiento, todas esas cosas que me contaba mi abuela. Ahora se nota la crisis porque me he fijado que han vuelto los winstoneros, hombres de la tierra que venden el tabaco rubio de contrabando”.

Hay que ver la sociología que se aprende viajando en un autobús de Tussam…