Miren, me van a perdonar, pero me ha costado Dios y ayuda discernir que las fotos que tenía en la carpeta eran del desfile de la colección primavera-verano 2016 de Loewe. Y me ha costado porque estaba convencida de que lo que veían mis ojos (después de tres décadas escribiendo de moda) era la obra de un diseñador, de esos que llaman emergente, convencido de que el plástico es lo más saludable para vestirse cada mañana.
Y el ¡eureka! ha venido, no podía ser de otra manera, al ver el nombre de la firma estampado en un pantalón tipo chandal, de esos que pueblan los mercadillos de los polígonos. No, no me regocijo ante esta devaluación de una firma que siempre fue representante del lujo español. En algún momento de su historia, del único lujo patrio. Al contrario, me parece una torpeza perder la esencia para «encontrar» el camino de lo ¿moderno?
Es bien cierto, como dicen los juristas, que Loewe dejó de ser una empresa familiar para ser absorbida por el grupo LVMH, un imperio liderado por Bernard Arnault y del que la firma es un ingrediente más del jugoso pastel; un ingrediente más, pero un ingrediente impersonal. El cambio de manos fue precisamente en 1996, el año en que se cumplía el CL aniversario de la fundación de Loewe en Madrid.
Cuando vemos los diseños presentados en la sede de la Unesco, en París, no podemos más que ratificar el incierto camino que emprendió Loewe, en el que ha habido una serie de notorios obstáculos. A saber: su nefasta campaña publicitaria para acceder a un público joven y que sólo consiguió enfurecer a los clientes fieles o el continuo cambio de directores creativos, chicos jóvenes poco bregados en el oficio, siempre dispuestos a hacer tabla rasa del pasado.
Jonathan W. Anderson, el último fichaje de la Casa, es un ejemplo de ese «aquí estoy yo con mis ideas nuevas, dispuesto a comerme el mundo y a que Loewe se sitúe en la primera línea del lujo global». Eso fue hace tres años nada más aterrizar para ocupar el puesto de su antecesor, Stuart Vevers. Ahora, el diseñador irlandés acaba de presentar una colección donde el poliuretano y la goma; o sea, el plástico, en piezas como pantalones, bolsos, zapatos o brazaletes, han causado sorpresa y algún que otro sobresalto.
Y han causado sorpresa al tratarse Loewe de una firma donde la piel, trabajada de forma artesanal, es su seña de identidad. Es verdad que hay que innovar, pero a bote pronto se me ocurre que Coco Chanel nunca perdió su esencia, y no sólo revolucionó la moda y los modos femeninos, sino que dejó un rico legado. Una forma de vestir copiada hasta la saciedad. En la rueda de prensa posterior al desfile, Anderson dijo que su intención era crear un diálogo entre la piel y el plástico. Pues, con todos mis respetos, fue un diálogo de besugos, algo así como los que les colgaron al cuello a las modelos.
1 comentario
Este mes en la revista Vogue viene un reportaje muy interesante, sobre los 4 grandes críticos de moda del mundo. Una de ellas es Suzy Menkes. Es su entrevista dice algo muy interesante, que tras leerlo lo he empezado a poner en práctica. Ella dice que cuando hace una crítica de un desfile no lo hace desde el punto de vista de si ella se lo pondría o no, algo , que tengo que reconocer, yo he estado haciendo siempre. Así que, decido manos a la obra, y me pongo a ver el desfile de Loewe…… Sin palabras. Y eso que lo he hecho con esta, digamos, nueva actitud. Tan solo se salva algún par de conjunto de ante, pero lo demás…. He tenido la sensación de estar viendo los desfiles estos alternativos de jóvenes diseñadores de la pasarela Cibeles. Entiéndanme, que es el sentido de que a estos chavales aún se les nota que les queda mucho camino por recorrer. He tenido la sensación de que ha sido el desfile fin de curso del peor alumno de una escuela de moda, de una ciudad recóndita del mundo.
Y claro, tras verlo , he leído la crítica de Suzy Menkes. Eso de los pantalones de plástico parece que ya lo hizo Martin Margiela hace muchos años, y que hace demasiadas referencias a los 60.
En definitiva, me da a mí que en breve a este señor le van a hacer lo mismo que a Alexander Wang en Balenciaga, que por cierto, ya iba siendo hora…..
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