Fabiola García-Liñán, cordobesa afincada en Sevilla, es pura pasión cuando habla con las manos, con los ojos, con su cuerpo, de su oficio: hacer trajes de flamenca. Oficio en el que es veterana y la veteranía es un grado, aunque ella dice tener el espíritu joven y ser antirancio. Veintisiete años manteniendo su estilo, que es como mantener erguida la columna vertebral de un traje que en los últimos años se ha doblegado demasiado a las tendencias. «No cambies nunca o me hubiera comprado toda la colección», son algunos de los piropos de su legión de clientas. «Este traje tiene tantas posibilidades que no es necesario inventar nada», dice Fabiola categórica.
Está eufórica porque ha triunfado en la reciente pasarela We Love Flamenco. «Esta pasarela es como si hubieran abierto una puerta nueva, porque donde hay competencia hay calidad y eso es sano. Cada año es un reto distinto y un esfuerzo enorme para dar la talla, porque nunca está todo dicho ni hecho en un diseño. Me ratifico en la belleza del traje de gitana; una belleza que está en su color, su forma ondulante y su movimiento. Lo mío no es mejor ni peor que lo de los demás, simplemente no es igual».
Fabiola es una mujer polifacética. Ha publicado una novela e incluso se atreve a pintar. «Mis trajes son un lienzo de muy buena calidad para jugar con ellos. Es verdad que son sobrios porque mantienen la esencia. Seguimos con los lunares de distintos tamaños y colores, y con volantes de capa, de diversas medidas, pero nunca apelmazados. La hechura es de silueta limpia porque hay un buen patrón; las mangas, cuidadas y elegantes. El vuelo de mis trajes es relativo, el justo para que sean airosos. Sin olvidarnos de nuestras enaguas, que se enseñan cuando la flamenca anda».
Los colores son los clásicos de la Feria: rojos, fresas, toda la gama de los azules, verdes y el coral, que es la estrella de la colección de este año, sin perder de vista al negro, «mi negro es muy flamenco», apunta Fabiola, quien confiesa que lo que más le gusta es aprender cada día. Los tejidos van desde el raso de algodón elástico, al popelín, pasando por la batista. «Yo también estoy de acuerdo con esa opinión generalizada de que se ha perdido la esencia del traje de flamenca. El motivo es porque ha entrado en el campo del diseño y eso para un traje regional es peligroso».
«Para ser diseñador hay que estar preparado y en el caso del traje de flamenca no hay que inventar nada. El mismo traje da tantas posibilidades que no es necesario salirse del guión. Lo importante es combinarlo todo con gracia y gracia es igual a movimiento. La elegancia de una mujer también se demuestra cuando se viste correctamente de flamenca. No se puede ser pretenciosa ni en tejido, ni en hechura y mucho menos en adornos. Mi objetivo es que mis trajes se tienen que ver por su luz, movimiento y buena factura».
Y, efectivamente, los trajes de Fabiola llevan su marchamo; un marchamo clásico que se renueva cada temporada, sin salirse de los cánones establecidos. Son distinguidos y se distinguen en el Real. Es lo que quiere hacer y es lo que le demanda su público. Fabiola vende sus colecciones en su tienda online, www.fabiola.info además de en la tienda física de la calle Muñoz Olivé, 7, de Sevilla. Allí se pueden encontrar los trajes eternos de esta mujer que tal vez un día escriba una novela sobre su tiempo entre costuras… flamencas.