A Carolina Herrera la conocí hace años en Sevilla. Además del innegable estilo que derrocha, me pareció una señora muy discreta, cualidad que los sabios de cualquier lugar consideran necesaria para ser elegante. Pero además y después de leer algunas de sus entrevistas, esta diseñadora venezolana me parece dotada de una gran sentido común. Ya saben, el menos común de los sentidos.
Ha ensalzado la camisa blanca y dado vuelo a las faldas, una prenda que quedó relegada hace décadas y que ahora ha salido del armario en toda su plenitud. «Las faldas son preciosas Se mueven muy bien y son muy femeninas. Hacen que las mujeres se vean realmente como mujeres», dijo en una ocasión. Para añadir: «Yo amo la femineidad sin estridencias, con un estilo elegante que se fija en los detalles importantes».
Sabe que es una empresaria del sector de la moda y no duda en decir: «La idea es producir. Para estar en el negocio de la moda y tener una compañía, tus propuestas deben ser comerciales. Es un mito eso de que los vestidos tienen que ser para la pasarela, para tenerlos en tu atelier. Se ven divinos en sus perchas, pero nadie se los pone ¿Qué genialidad de diseñador es esa? Si no eres comercial, no eres nada”.
Además de sentido común, goza de una fina ironía, ya saben, la hermana mayor del humor. «Me encanta lo de la democratización de la moda. Todos trabajamos para Zara. Copian las ideas de vestidos muy caros y muy buenos. La moda está globalizada. Además, en los desfiles de moda lo más importante son las editoras, no los famosos. Ahora basta con aparecer en el periódico más de una vez para convertirse en una estrella sin hacer nada».
«Y si juegas bien al tenis -continúa en una entrevista realizada por Paloma Simón, en Yo Dona- eres un buen diseñador de moda. Hay niñas que no hacen nada, salvo participar en un «reallity» y, de repente, son diseñadoras». Sobre los blogs de moda fue contundente y no se mordió la lengua; o sea, no fue políticamente correcta: “Divertidísimo…Una niña de trece años haciendo una crítica de la colección desde su casa…»
«Cuando me miro al espejo -comenta ante la clásica pregunta de si le preocupa el paso de los años- ya no busco a la que fui en el pasado, sonrío a la que soy hoy, me alegro del camino andado y asumo mis contradicciones». Inteligente Carolina Herrera al decir que la mujer sólo tiene un defecto: no reconoce lo valiosa que es. Y riza el rizo al comentar: «Mi mejor venganza siempre ha sido sonreír como si nunca me hubieran lastimado».