El otro día, en uno de esos saraos en que la gente puede hablar relajadamente mientras atrapa un sofisticado canapé, de esos que han sustituido al jamón, a la caña de lomo y a la tortilla de toda la vida, alguien me preguntó si en España se hacía alta costura. Inmediatamente le remití a Lorenzo Caprile cuando dijo, aquí, en Sevilla, que nanay de la China, que en todo caso lo que se hacía era ropa a medida.
A lo largo de mi ya dilatada carrera he podido visitar algunos de los talleres de renombrados diseñadores. Son las ventajas de ser viejuna en la profesión, aunque todavía me queden bastantes años para viajar gratis en el bus. Estos talleres siempre me han recordado, salvando las distancias y el producto, a los obradores de los conventos de las monjas, porque todo está hecho con primor, adjetivo, por cierto, muy de sores.
Es verdad que hay ropa hecha con primor, aunque no sea alta costura, por mucho que te quieran hacer comulgar con ruedas de molino aquellos que hacen, precisamente, ropa a medida. Carlos Telmo suele contar lo que dice uno de sus amigos, que debe estar cortado por el mismo patrón que él a tenor del chascarrillo, «que fulanito hace alta costura porque cose en un ático».
La casa Dior no está en un ático, pero en la casa Dior todavía hacen alta costura. Precisamente me acaban de enviar unas imágenes sobre los últimos detalles de la colección de primavera-verano 2016. Las mil y una puntadas, los entresijos de un trabajo artesanal, término elevado a los altares en el país vecino y todavía en fase de maduración en España, donde somos muy poco de ejercer el «chovinismo».
Christian Dior, que debió ser un hombre sensato, además de un esteta, solía decir: «Yo arriesgo el salario de novecientas personas cuando hago una colección». Estamos hablando de un modista que murió en el año 1957 y que uno de sus hitos fue la creación del «New Look», en el año 1947, dos años después de que acabara la II Guerra Mundial.
La casa Dior está desgobernada en estos momentos, algo así como está España. Desde que salió por las puertas su último director creativo, Raf Simons, nadie ha venido a sustituirlo y, según fuentes de la empresa, no se contratará a ninguno, al menos para las dos próximas colecciones. La firma francesa confía en su equipo de diseño. Ya lo hizo cuando John Galliano abandonó la casa en el año 2011. Desde entonces nada es como antes.
2 comentarios
Pero qué cosas más sensatas escribe usted.
En Sevilla SI se hace Alta Costura aunque no se tenga presupuesto ni prestigio.
Un beso Clara.
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