Después de los Reyes Magos hay que hacer parada y fonda en San Valentín. ¡Qué le vamos a hacer! Es lo que dice el calendario de soltar la mosca y regalar. El 14 de febrero, afortunadamente, sólo tenemos un destinatario, así que menos quejarse, que quejarse es de mala educación que dijo Lorenzo Caprile. Claro que así llevan toda la vida los japoneses. O sea, que ya es hora de empezar a ser un poquito orientales.
Y no hay nada como que te faciliten el trabajo y más en estos tiempos en que el esfuerzo anda echándose una siesta perpetua. La firma de joyería Wempe tiene la solución. Acabamos de descubrir que para celebrar el amor nos propone su colección Papillon by Kim, formada por piezas de diseño livianas, delicadas y que recrean el concepto de caligrafía. De esa caligrafía que te entra por los ojos y te deja huellas dactilares.
Son colgantes y pendientes en forma de corazón trazados a modo de pinceladas, que recrean el sentimiento universal del amor, sin estridencias. O sea, ese amor cotidiano, el de las siete de la mañana, los pelos de punta, los ojos a medio gas y el humor quebradizo. Vamos, que Wempe sabe lo que se trae entre manos. ¿Para qué vamos a recargar las cosas si lo sencillo y natural es lo más atractivo, porque no es fácil conseguirlo?