Dicen que las modas, así con ese, que es cuando la moda es pasajera, son cíclicas. Lo preocupante es cuando son reiteradamente cíclicas. Es decir, cuando nos acomodamos a lo ya inventado y le damos continuamente la vuelta como una noria. Desde que empezó el siglo XXI seguimos esa tendencia.
La tendencia ahora es volver a la logomanía. Llevaba unos años asomando tímidamente por las colecciones, pero ahora ya lo hace con descaro. La logomanía es, para entendernos, ir vestida de mujer anuncio. Bueno, si queremos ponernos más finos, de publicidad volátil de las marcas que llevemos.
En los años noventa era como una especie de deber recalcar que se pertenecía a un determinado estatus social por el bolso, las gafas de sol o la camiseta, que iban diciendo a gritos que se tenía poder adquisitivo suficiente para pertenecer a una específica tribu, bien aposentada económicamente.
Es palmario que todo aquello que se masifica se vulgariza. Entonces llegaron las falsificaciones y los miembros de los clanes «distinguidos» empezaron a abominar de la logomanía. Recuerden el axioma de Chanel: «La moda es moda si está en la calle». Así que los logotipos se esfumaron.
Ahora han vuelto de nuevo los logos descomunales, gigantescos, en las colecciones de todo pelaje. Desde Gucci hasta nuestra Zara patria, pasando por Chanel, Loewe, Fendi, Levi’s, Fila o Lacoste. Algunas como Moschino rizan el rizo dando protagonismo en sus prendas a logos ajenos, como el de McDonnals.
¿Es imprescindible la redundancia de decirle al mundo que te has gastado una pasta en ese chaquetón de marca? Una vez leí al escritor menos conocido de la Generación del 98, Francisco Grandmontagne, que la verdadera elegancia no consiste en que aquello que nos ponemos nos mejore, sino en mejorar aquello que nos ponemos.
2 comentarios
Clara cómo bien sabes la moda es cómo una rueda, a la que las falsificaciones le hace muchísimo daño, aunque eso parece que al público le importa poco, hay quien se engañan sólo comprando éste tipo de fraude metido en una bolsa.
por cierto me encantó la frase de Francisco Grandmontagne y por supuesto tu artículo, cómo siempre muy acertado
Juan, buenas tardes. Gracias por tus palabras y por amar tanto la moda. La de verdad.
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