Victoria Rodríguez Abad: La magia del trampantojo

Dejó su carrera de Farmacia por la decoración y la pintura decorativa, lo mismo que dejó su Toledo natal para instalarse en Sevilla, con su marido sevillano y sus tres hijos. Victoria Rodríguez Abad ha encontrado en la tierra de María Santísima el sitio adecuado para ejercer su profesión, teniendo siempre como guía y referente a su madre, la pintora Abad Ortega, a quien pide ayuda estética cuando tiene entre manos un proyecto de envergadura.

Nos recibe en su casa de Montequinto donde ha habilitado una zona para su estudio y un showroom donde dice que vende a «precios crisis» muebles, lámparas, espejos y ropa de cama que trae de Francia y de Bélgica. Todo escogido por la mano de esta mujer sencilla pero de exquisito gusto. Un gusto que se palpa en la decoración de su hogar, en el que ha puesto todos sus sentidos, más los heredados de su madre, a la que admira como mujer y como artista. A su lado está Esther Mateos, su colaboradora. Una colaborada que empezó como clienta y luego se sumó a la causa estética de Victoria. «Le pinté en su casa un trampantojo en la embocadura de una puerta, con los peldaños de una escalera que no conducía a ninguna parte. Le gustó tanto que se interesó por esta modalidad de pintura mural y desde entonces formamos un buen equipo».

Tender una estética «trampa»

Porque Victoria Rodríguez Abad es experta en trampantojo, también llamado trompe l’oeil, expresión francesa que significa que engaña al ojo; una técnica pictórica que intenta engañar a la vista jugando con las perspectivas y otros efectos ópticos.  Sería como tender una estética trampa al observador de estos trabajos pictóricos, algunos de gran belleza y originalidad.»Es una pintura mural que se suele utilizar, además de para dar profundidad a un espacio, bien una habitación o un local, para hacer acogedor un ambiente. Es verdad que engañas al ojo, pero también te permite continuar un paisaje que no existe. Es emplear la imaginación en la decoración». Y Victoria se deja fotografiar ante algunas de sus obras que pueblan el estudio. «He pintado ventanas, cabeceros, zócalos, paisajes con vegetación, éstos últimos sobre todo para los dormitorios infantiles. Pero también es importante saber que con los trampantojos se pueden disimular puertas, cajas fuertes, radiadores, cuadros de luces, ventanas con vistas desafortunadas o por el contrario «abrirlas» al exterior donde no las hay; hacer que una escalera suba a un segundo piso que no existe, o sea, modificar el espacio del que disponemos para que la vida sea más grata».

Victoria cambió la bata blanca y las fórmulas magistrales de los farmacéuticos por los pinceles y los consejos en materia de decoración a sus clientes. «Estuve siete años trabajando en la industria farmacéutica, pero mientras me dedicaba a la profesión para la que había estudiado recibí clases de pintura mural, mueble pintado y trampantojo de las hermanas Merino, que tienen un taller en Madrid y pintan maravillosamente bien. Allí estuve tres años y luego todo vino rodado. Nos vinimos a vivir a Sevilla y empecé poco a poco, sin horario fijado, porque así también puedo cuidar de mis hijos».

La mezcla de estilos

Aunque dice estar alejada de las tendencias actuales en decoración, coincide con esa nueva corriente en la que se apuesta por hogares acogedores e íntimos en contraposición con los espacios abiertos, tipo lofts, que marcaron una etapa reciente, en fase de extinción, según los últimos conceptos en arquitectura y diseño. «Me gustan los espacios cálidos, confortables y vividos. Mezclar muebles de estilo con modernos me parece una idea acertada, siempre que esté dentro de un contexto. Es fundamental la armonía del color, tanto en pintura como en todos los ambientes, incluso en los lugares de trabajo, aunque muy poca gente le preste importancia a este aspecto. Precisamente acabo de decorar las oficinas de Canal 10, en color gris plomo suave,  un tono cálido que influye positivamente a la hora de trabajar. Mucha gente ignora que dentro de un espacio pequeño puedes crear un ambiente confortable y original con la pintura. Se le puede dar profundidad con un paisaje o con una ventana simulada. Si es una pared al lado de un sitio de lectura se puede pintar una falsa librería; otra idea es una puerta falsa con una salida a un jardín. Estas pinturas no sólo encajan en una estancia amplia, sino también en un piso de pocos metros cuadrados, porque se agranda visualmente».

Dice Victoria que una casa refleja la personalidad de sus moradores, por eso el decorador tiene que hablar mucho con su cliente para comprender no sólo sus gustos, sino sus necesidades. «Dentro de la profesionalidad del decorador, le tiene que ofrecer un ambiente en el que se sienta cómodo. Yo me adapto bastante al cliente, estudio su manera de ser y su forma de vivir. No obstante, creo que hay que aligerar la decoración, liberar los espacios, fundamentalmente en pisos pequeños; sería como limpiar los espacios, cuantas menos cosas, pero bonitas y con armonía, mucho mejor, porque aumenta la calidad de vida».

Le gusta Pascua Ortega, que es como el pope de la decoración en España, pero es una enamorada del estilo Luis XVI. «Me gustan los policromados de finales del XVIII y principios del XIX, aunque me encanta una chaise longue, no por práctica, sino por diseño, pero lo que de verdad me gusta es una mesa de comedor bonita, es una pieza a la que le doy mucha importancia, porque es el lugar en donde se reúne la familia. Lo ideal es decorarla con una bandeja o sopera de porcelana. Soy una enamorada de la porcelana, sobre todo de las soperas blancas. Los bodegones de porcelanas me apasionan. Mi madre los pinta y yo la ayudo a buscar las piezas antiguas. Realmente soy una entusiasta de los anticuarios. Todos los muebles de mi casa proceden de subastas, están restaurados, pero de subastas, a las que iba todos los meses cuando vivía en Madrid. Tengo una mesa maravillosa de estilo Imperial que la compré en un desembalaje en una carretera». Y nos la enseña orgullosa, así como la cantidad de trampantojos que decoran su casa, una de esas casas que salen en las revistas especializadas, pero con una diferencia fundamental, tiene la calidez de una casa vivida.

Decorar la casa en cuatro pinceladas

Desde su estudio en la Avenida Pan de Alcalá, 180, en Montequinto, Victoria Rodríguez Abad nos decora la casa con sus certeros consejos.

«En el comedor pondría una mesa antigua o de madera vista con unas sillas pintadas. Encima, una porcelana o una sopera. En el estar me gustan las mesas de centro grandes y el color lo dejaría para los cojines y los pequeños detalles. La habitación de matrimonio sería en tonos cálidos; en la cama, siempre una colcha blanca. El cabecero pintado o decapado; una cómoda y a los lados dos butacas o dos sillas. Mi ideal es una decoración con antigüedades, pero la realidad nos lleva a utilizar muebles de estilo, pero económicos.

Los cuartos de los niños tienen muchas posibilidades para decorarlos. Se pueden pintar en la pared detalles que a ellos les ilusiona y los relaja, como paisajes, en los que se incluyan animales, pero ante todo sin recargarlos, sino intentando crear un ambiente suave. A los cuartos de baño también se les puede sacar provecho. Recientemente he pintado uno en una casa de campo, con una rama de encina que se extiende por la pared en rosa y gris plomo y luego le puse una lámpara con una pantalla al tono. El resultado es una habitación bastante alegre.La cocina, sin embargo, la decoraría totalmente moderna y práctica».