Vamos a echarnos flores

¿Sabía que España es, junto con Francia, el país en el que más se perfuman las mujeres? Las razones no se conocen con exactitud, pero dicen los psicólogos, que para eso están, que el uso de fragancias aumenta la autoestima y favorece las relaciones sociales. Esto último es de cajón. El olor a mofeta ahuyenta al más estoico.

El mercado de los perfumes, que suele tener buen olfato, está siempre nariz avizora para detectar el momento idóneo de echarnos flores. En estas fechas de consumismo (comedido por la crisis, pero consumismo) se lanzan algunas esencias o se reavivan otras para que el personal entre en el nuevo año dejando una buena estela.

La hormona de la felicidad

Un reciente estudio científico nos pone sobre la pista de que sólo recordamos el 1% de lo que palpamos , el 2% de lo que oímos, el 5% de lo que degustamos y el 35% de lo que olemos. Nuestra memoria olfativa es tan prodigiosa como diligente la industria perfumera a la hora de poner en el mercado nuevas propuestas odoríferas.

Desde que los pueblos egipcio, mesopotámico y griego obtuvieran  aceites esenciales y otros productos aromáticos mediante la maceración de vegetales, la industria perfumera ha ido evolucionando hasta llegar a crear esencias con los productos más inverosímiles, como por ejemplo, la serotonina, considerada la hormona de la felicidad. Plinio, por ejemplo, atribuía propiedades terapéuticas a ciertas sustancias aromáticas. En su «Historia Natural» enumera ochenta y cuatro remedios procedentes de la ruda, cuarenta y uno de la menta, veinticinco del poleo, cuarenta y uno del lirio; treinta y dos de la rosa o diecisiete de la violeta.  Hay quien ha creado hasta su olor corporativo. Hoteles que huelen de una manera u otra en función de la estación.

Aniversario

Y hay quien celebra efemérides asperjando esencias. Es el caso de Bulgari y su CXV aniversario, que lo conmemora con una edición limitada de «Eau Parfumée au thé vert». Esta exclusiva edición, nos cuentan en el Gabinete  GIC , se inspira en los orígenes históricos de la marca, que se remonta a la Roma de principios del siglo XX. Por aquella época, la marca vendía antigüedades y piezas de plata, la especialidad de Sotirio Bulgari, el fundador de la compañía, que llegó a Italia desde Grecia, a finales del XIX y escogió Roma como su base de operaciones.  Fotografías de ese periodo muestran las vitrinas coronadas por el primer logo  S. Bulgari, el mismo que aparece en el centro del marco de estilo Art Nouveau. En la publicidad original destacaba este símbolo, que ahora se conserva en el archivo histórico de Bulgari. Una publicidad que se recrea en esta única edición limitada, grabada en plata con el característico frasco de cristal verde esmerilado. Para que no pierda el encanto vintage, se le ha añadido un clásico vaporizador en forma de pompa y se presenta en una elegante caja con el diseño grabado en plateado.

«Eau Parfumée au thé vert»  fue la primera esencia de esta firma. Sus notas combinan el té verde con la frescura de la bergamota, un cóctel que aporta vitalidad y bienestar a quien lo lleva.

Rojo pasión

Otra propuesta unisex y de lujo volcánico es «Rojo» Patchouly, de la serie Flower Power, de Etro. Los ingredientes son explosivos: dos cucharadas bien llenas de incienso; una de bergamota, naranja, lavanda, artemisa y ciprés, un poco de geranio, jazmín y lima, además de tres gotitas de sándalo, ámbar, vainilla y almizcle. La mezcla evoca un pasaje de Honorato de Balzac, hombre cultivado y sibarita, para quien «Despertar una pasión puede ser cuestión de un instante. Puede estallar sólo un momento o quemarse lentamente para una vida entera, eso depende de la calidad del fuego que alimenta los  sentimientos».

La calidad de los perfumes, sin embargo, nadie la pone en duda.