Una crema para cada mujer

 

 

 

Lo mismo que hay un traje de flamenca para cada mujer y lo acabamos de comprobar en el Simof,  y un panty (como cantaban en el ya rancio anuncio de una firma de medias) hay una crema. Y si la crema tiene garantías de ser efectiva y lleva el nombre de otra mujer, Elizabeth Arden, con peso específico en el sector de la cosmética y con una vida de leyenda, que ese es un aditivo intangible pero sustancioso, miel sobre hojuelas.

 

 

La línea se llama  ceramide premiere y su objetivo es hidratar, que es como si alimentaran la piel como Dios manda. Algo así como cuando un castizo te dice que necesitas un cañonazo de puchero al verte enclenque y ojerosa. El fin del puchero para la piel es que te la deje como si estuvieras todo el día de relax; gastando alegremente (en estos tiempos de gastar tristemente se hace más evidente la frase); ajena a preocupaciones y agobios y sintiéndote la reina del mambo por la seguridad que imprimen unas cremas que son oro molido.

 

 

 

Ya saben que Elizabeth Arden tenía por bandera un lema que no es más que aplicar el sentido común, un sentido que suele estar, desgraciadamente, en paro de larga duración. La gran dama del imperio de la cosmética decía que «no hay mujeres feas, sino mujeres que descuidan su belleza». Su gran oponente, Helena Rubinstein, para quien la Arden era, sencillamente o retorcidamente, «La otra», aseguraba que «no hay mujeres feas, sino simplemente perezosas». Con ceramide tratamiento regenerador SPF 30; de noche y para el contorno de ojos, ni hay que descuidarse ni tumbarse a la bartola. En marcha, en forma y radiante con un buen cañonazo de crema….Elizabeth Arden.