Tas es una joya

Pendientes y sortija de Margoni

Una joya es una joya, como una rosa es una rosa. Pero, ¿qué sentiría usted al ponerse unos pendientes cuya parte trasera evocara el bucle de una chica pelirroja que su autor, en este caso Daniel Borde, viera una vez en el Metro? Me lo contaba Isabel Rodríguez, el alma mater de Tas (www.tasjoyeria.es) la singular joyería que nos cautiva cuando paseamos por la calle Chicarreros de Sevilla. Y le hacían chiribitas los ojos cuando hablaba de su plantel de creadores españoles y foráneos, del estudio que hacen de los metales y de cómo investigando logran diferentes acabados y texturas. «Y otros, en su obsesión por representar hasta el mínimo detalle, crean piezas que son auténticas miniaturas». A esta joyería artesanal y poética hay que ir.

Sarina Beza firma esta creación

Isabel Rodríguez quería abrir una joyería que no fuese al uso; una joyería con ese aire romántico que imprimen piezas donde sus autores han recreado vivencias, paisajes y paisanajes. Y lo ha conseguido. En diciembre hará siete años que abrió al mundo su peculiar visión de este oficio. Cuando Juan Suárez, el arquitecto que diseñó su tienda, le dijo que buscara una palabra de tres letras, sonora y contundente, Isabel echó mano del «crucigramero» yunque de platero, Tas. Un trío de letras que es un alfabeto completo de piezas para todos los gustos y todos los bolsillos.

Korczynski es el autor de este conjunto

«Fui a Grecia a ver a un amigo que hacía mucho tiempo que no veía y allí me di cuenta de la cantidad de artesanos de la joyería que había. Artesanos a los que no les ha afectado tanto la situación que vive el país porque la joyería se mantiene gracias al turismo y la exportación». En su objetivo de dar con piezas diferentes para distinguirse de lo que hay en el mercado, empezó a «reclutar» para Tas a los más señeros artesanos del país. Así que en su tienda se pueden ver diseños de Margoni, un matrimonio que trabaja al cincuenta por ciento sus colecciones.

Un anillo del griego Apostolos

Pero hay más: Apostolos, Sarina Beza, Acme Art, Afroditi Goula y Niki Boli. En la lista también hay un polaco Korczynski, claro que también hay una decidida apuesta por los españoles como el mencionado Daniel Borde, Elisenda Santacreu y Toni Ramírez. Ellos son los «culpables» de que la sevillana joyería Tas lleve el sello de original, peculiar y romántica. «Mi clientela pertenece a la clase media, profesionales libres, funcionarios… El 95% es de Sevilla y el resto, turistas. Quizás lo que más me guste es la fidelidad de mi público y me emociona que vengan a adquirir joyas para fechas especiales».

Colgante de Acme Art

«Se puede decir que lo que más vendo son pendientes. Los pendientes son unos complementos imprescindibles, lo que más se ve de la cara y, por tanto, lo que más adorna. Después vienen las sortijas, los collares, los broches y las pulseras. La gente valora el material, que suele ser el oro y la plata y la mezcla de los dos metales. Aunque las piedras tienen su público. Margoni tiene muchas; son piedras de tallas irregulares con las que consigue piezas únicas, sobre todo anillos».

Un diseño de Daniel Borde

Dice Isabel Rodriguez que hay que desterrar ciertos estereotipos porque los hombres son muy buenos clientes, que pasan, miran, compran y elogian el diseño. A veces le ha dado pena vender alguna de las piezas creadas por su plantel de artistas. A algunos de ellos también los representa en toda España y distribuye sus creaciones en joyerías de otras provincias. «Me ocurrió con una sortija y con un collar. Me costó desprenderme de ellos, pero me reconfortó pensar que esas piezas iban a hacer felices a sus destinatarios». No me extraña, Tas es una joya. Como su propietaria.