El otro día leí que elegancia significa saber elegir. Etimológicamente, elegancia viene del latín eligere, que quiere decir escoger, elegir. O sea, que si a usted lo tildan de elegante es que no sólo tiene porte, sino que también ha sabido ir por el camino correcto y su elección ha dado en la diana. Hoy es la firma menorquina Mascaró la que nos invita a disfrutar de una belleza refinada, al escoger con acierto una perfecta combinación de materiales de las mejores calidades, grandes dosis de diseño y el buen hacer de los artesanos. El resultado, una colección de calzado nupcial de las que invitan a ir de cabeza al altar y pronunciar rotundamente un «sí, quiero». Son las ventajas de saber elegir.
Pero, ¿qué vamos a encontrar en esta colección de calzado de novia? Pues un amplio espectro, como nos gusta a todas. Es decir, la posibilidad de poder escoger entre varias opciones. A saber: Desde hormas clásicas a diseños más sofisticados poblados de cristales y colores, como el suave ante rosa o el sugerente azul cielo. Pero como la novedad es la razón de ser de la moda, he aquí el último modelo. Es el que aúna tradición y modernidad con la incorporación de la rejilla en color rosa palo en dos versiones: destalonado o sandalia. El que elijas reunirá dos conceptos que no tienen por qué ser antagónicos si guardan una armonía entre sí: elegancia y sofisticación.
¿Y por qué tendría que ser el calzado escogido de la firma Mascaró? Aparte de su diseño y calidad, cuando eliges uno de sus zapatos estás apoyando una marca independiente y un negocio familiar con más de cien años de experiencia en el arte de hacer zapatos. No es fácil que una empresa perdure tanto en el tiempo. Cada par de zapatos está cuidadosamente manufacturado en la isla de Menorca, en un proceso en el que intervienen más de sesenta manos y con los mejores materiales y calidades del mundo. Cuando elegimos Mascaró estamos apoyando la economía circular de la isla y a una compañía que cuida a sus empleados, proveedores y clientes y es respetuosa con el medioambiente. Como se dice en Andalucía, a Mascaró no le falta un perejil.