Los pasos contados

Los pasos contados es el título de un libro de memorias del poco conocido periodista Corpus Barga y que a mí me parece muy acertado para hablar de zapatos. Los zapatos, que son de alguna manera una metáfora de la vida. Caminante, no hay camino, se hace camino al andar, decía Antonio Machado, en un poema siempre tan nuevo, que  parece que lo vamos a estrenar.  Como el caminante podrá estrenar cualquiera de los modelos que  la firma japonesa Onitsuka Tiger ha realizado en colaboración con el colectivo creativo alemán Koi Klub. Y seguro que luego, cuando los amolde a su ritmo de vida, podrá contarnos sus pasos.

Como estamos en época de revisiones y no médicas precisamente, se ha reinterpretado México 66, unas de las zapatillas más conocidas de Onitsuka Tiger, pero, evidentemente, con un estilo más sofisticado, que es el adjetivo que se suele añadir a lo que se rescata del pasado para despojarle de ese  posible olor a naftalina. En colores arena y gris claro, se les ha agregado todas las características de un zapato clásico, como, por ejemplo, el pespunte que rodea la suela.

Y como un zapato, aparte de vestirnos los pies, y desnudarnos el alma ante el mundo, porque dime cómo calzas y te diré quién eres; un zapato, digo, está tan unido a nuestro bagaje que, a veces, la letra, con pisadas entra. «Saben estas suelas. Saben/ de andaduras palmo a palmo,/ de intemperies descarriadas /entre barros y guijarros». Lo escribió Jorge Guillén, porque la vida es un largo camino de pasos contados.