Los hombres de Baelo Claudia

El hombre ha vuelto por sus fueros a la moda, donde fue pionero. ¿No era el hombre medieval el que se dejaba ver más allá de su castillo y por tanto el que tenía la posibilidad de lucirse? Ahora, en plena crisis, la ropa masculina ha subido enteros. Los sastres tienen más demanda de trajes a medida y son muchos los diseñadores que se apuntan a crear para el hombre. La sevillana Margarita González acaba de darle vida a su colección 2010-11, basada en su particular estudio sobre la evolución de la ropa de campo andaluza, con el bandolero como protagonista.

Los estudiosos de la moda apuntan a que fue el señor que habitaba el castilllo medieval el que creó tendencia. Era el que se relacionaba con sus congéneres y, por tanto, el que exhibía su poderío en el mejor escaparate móvil: su indumentaria. Esa apariencia se reafirma en el siglo XVII, cuando la moda surge en Occidente, donde el  varón derrocha lujo y la mujer sobriedad. Un siglo después, la balanza se inclina decididamente para la fémina, que se erige en protagonista indiscutible a lo largo del tiempo,  aunque con algunos matices en la actualidad.

En estos momentos de crisis el hombre ha vuelto a estar en el punto de mira, porque ha vuelto su pujanza en este mundo de las apariencias. Y no hay nada como aparentar cuando el panorama económico financiero no pisa terreno firme. Aparentar un estatus, aparentar una posición con la mejor tarjeta de presentación: una ropa adecuada. «Un traje barato hace a un hombre barato», escribía  en 1899 Thorstein Veblen en su «Teoría de la clase ociosa», versión mercantilista del popular aserto:  «el hábito sí hace al monje».

Tejidos nobles

De todas estas circunstancias está al cabo de la calle la diseñadora Margarita González, que ha realizado un complejo estudio antropológico sobre la evolución de la ropa de campo andaluza para adaptarla al siglo XXI. Piezas que ha realizado en tejidos nobles: terciopelos, lanas mezcladas con cachemira y angora, sedas naturales con estampación propia, chifón belga, encajes y tules bordados, procedentes de mantillas del siglo XVIII. «El hombre ya no quiere más de lo mismo. Aparte de basarnos en la indumentaria del campo andaluz, hemos dado un vuelco a prendas tradicionales como a la clásica teba, además de enriquecer la fiesta y la etiqueta de caballero. Hemos introducido elementos nuevos, como pequeños toques de encaje en abrigos, adorno considerado femenino, idea que la historia echa por tierra. Luis XIV, el Rey Sol,  seguidor implacable de la moda y creador de estilos, hizo traer a la región de Alençon y Valennciennes a los mejores puntilleros de Flandes y de Italia para que ejercieran su oficio en Francia, al igual que instaló al lado del Palacio de Versalles a su joyero de cabecera».

Dice Margarita que, en cuestión de tendencias, se está retrocediendo en  la historia. «El hombre se había excluido de una moda que en su evolución propició que la mujer se supiera reciclar, mientras que él quedaba  estancado en prendas cuasi minimalistas. Hay clásicos que siempre serán clásicos, pero  Baelo Claudia tiene la voluntad de recuperarlos y adaptarlos a los nuevos tiempos. Los bandoleros, según el estudio que he realizado, no tenían nada de austeros. En ellos he basado esta colección  otoño-invierno 2010-2011, que lleva implícita la voluntad de internacionalizarla. Vamos a llevarla a Viena, Reino Unido, Bélgica y Nueva York, porque en Norteamérica tenemos un inversor interesado en abrir una tienda en Miami y otro más en México D.F. Todo está en estos momentos en negociaciones, porque acabamos de emprender la andadura con la colección de hombre  y hay que ir sorteando metas y avanzando a medida que se van cumpliendo objetivos, uno de ellos, generar puestos de trabajo estables».

Empresa PIPE

Margarita González, con más de veinte años de oficio con sus firmas Baelo Claudia y Callejuela, de trajes de flamenca, ha pensado en todo, fundamentalmente en el talón de Aquiles de muchos diseñadores: la infraestructura capaz de responder a la hipotética demanda  de pedidos que genere su colección. «Entre la planta industrial que dispongo en Talavera de la Reina y los talleres de artesanía con los que cuento en Gines y en Sevilla Este tenemos cubiertas las necesidades industriales. Además cuento con proveedores de joyería, de pañuelos, de corbatas, de bolsos, de zapatos. El producto es de alta gama y requiere un personal preparado y especializado. Los materiales son nobles y a vecese en piezas exclusivas van incorporados elementos antiguos».

«El proyecto -continúa Margarita- está apoyado por la Cámara de Comercio de Sevilla y el ICEX,  porque somos empresa PIPE ( Plan de Iniciación a la Promoción Exterior). Las expectativas son buenas y la misión comercial que iniciamos este mes de enero se debe al interés de algunas empresas en distribuir, montar tiendas o hacer pedidos».