Las flamencas de Simof

por Clara Guzmán

 

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Uno de los diseños de Lina 1960. Foto: © Chema Soler

Es cierto que cada mujer tiene su traje de flamenca ideal. Ese con el que a veces sueña desde niña. Por eso lo que a usted le parece una maravilla su vecina de asiento lo puede calificar de espantajo y viceversa. Igual ocurre con las periodistas y blogueras que hemos cubierto el Salón Internacional de Moda Flamenca (Simof), celebrado en Fibes (Sevilla) donde en veintinueve pasarelas se han visto treinta y dos diseñadores y firmas profesionales, además del certamen de diseñadores noveles; o sea, más de 1.200 vestidos de flamenca. Para esto siempre recurro a Bergamín cuando decía: «Como soy un sujeto, soy subjetivo; si fuera un objeto sería objetivo».

 

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Aurora Gaviño firma estos vestidos. Foto: © Chema Soler

¿Qué se va a llevar esta Feria? Es lo primero que te preguntan cuando saben que vienes de Simof. Y una responde en función de su criterio. Para empezar, habrá dónde elegir, pero la cordura está regresando a quienes lanzaban colecciones inspiradas en Brasil o México, cargándose con una colorista idea toda la esencia de un traje que habla de la idiosincrasia de la tierra que lo engendró. Aunque los hay que todavía son reticentes a abandonar ese concepto de vestido de fiesta imponible para pisar el albero, como Vicky Martín Berrocal. No nos olvidemos que la Feria de Sevilla y las de otros lugares de Andalucía son al aire libre, en primavera. Se baila, se come, se bebe, se canta. Sí, se exhibe modelito, pero sin caer en la excentricidad.

 

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Flores, el estampado de la Feria, de Molina Trajes de Flamenca. Foto: © J.M.Serrano

Si la moda es un reflejo de la sociedad de cada momento, ahora, en el 2015 y con unos cuantos años de crisis a cuestas, quedan muy remotas esas fiestas de pretendida opulencia llenas de excesos, incluso en la indumentaria. Mucha gente se vestía de flamenca como si fuera a desfilar por la alfombra roja y muchos diseñadores cayeron en el error de lanzar colecciones ajenas a una fiesta de primavera que tuvo su origen en una feria de ganado. Para ir bien vestida a la feria de Sevilla no se necesitan brillos ni hechuras despampanantes. Un buen patronaje y oficio. Oficio como el que demostraron las grandes; las que llevan años siendo fieles a la esencia del traje de flamenca, como Lina 1960.

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El negro, protagonista de la colección de Rocío Peralta. Foto: © Chema Soler

Fantástica colección, impecable. ¿Clásica dicen las más jóvenes? Bueno, pero ¿qué es clásico?, lo que no se puede hacer mejor, que dijo con buen tino el torero Rafael El Gallo. Inauguró la pasarela y fue a la primera que vimos sacarle jugo a los colores lisos: blanco, rojo, negro. Sí, los de toda la vida, pero que sirven también para estilizar la figura. Al igual que las mangas, largas o al codo, que serán la tónica de esta Feria. Mangas que realzan el vestido y le dan más empaque a la flamenca. Pilar Vera dio otra lección de buen hacer con sus trajes estampados, una de las estrellas de la edición, de claveles y de ángeles; o su sinfonía de amarillos, color en auge, y el encaje negro, mezclado con el rojo.

 

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El amarillo, otro color de moda. El de la imagen es de Patricia Pajares Bazarot. Foto: © Chema Soler

Aurora Gaviño, en una pasarela que recreaba, gracias al paisajista Fran Cisneros, el Parque de María Luisa, presentó una colección donde no faltó el rojo, pero tampoco los tonos empolvados en vestidos con aires zíngaros. Además, recibió un merecido premio a su trayectoria, el Aromas Crea, en su primera edición. Rocío Peralta acertó este año con sus trajes negros y su inspiración en el pintor cordobés Julio Romero de Torres. Cada vez se acerca más a la verdadera flamenca. Dice Lorenzo Caprile en su libro «De qué hablamos cuando hablamos de estilo» que el secreto para que un vestido siente bien está en la espalda.

 

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El celeste también se verá en la Feria. Traje de Ana Morón. Foto: © Chema Soler

Y un traje de flamenca con arrugas en la espalda es tan nefasto como empeñarse en que quede bonito en una modelo que use la talla 34. La firma Molina Moda Flamenca ha hecho bandera de reivindicar las curvas en este tipo de colecciones; o sea, el clásico cuerpo de guitarra. No obstante, Simof, donde en esta edición hubo menos stands, aunque el sábado no se podía dar un paso, tiene un buen plantel de modelos, salvo la que camina como si fuera a desplomarse de un momento a otro y la que parece que anda enfadada con el mundo. ¿Tan difícil es sonreír cuando se supone que vamos a la Feria? Me quedo con la belleza y la elegancia de Desirée Cordero; la rotundidad de Elisabeth Reyes, la profesionalidad de Mercedes Muñoz y la vivacidad de Mónica Rosón.

 

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Rojo y negro, en la colección de Antonio Gutiérrez. Foto: © Chema Soler

También me quedo con la primera salida de la firma cordobesa Aldebarán; con la correcta colección de Margarita Freire, donde siempre  destacan sus camisas para las romerías; con los progresos evidentes de Patricia Pajares Bazarot en su colección de trajes de flamenca; con la laboriosidad de Ana Morón, aunque no con su barroquismo; con la buena confección del granadino Antonio Gutiérrez, pero no con su inspiración nipona para recrear a una flamenca ni su inesperado final de traca literal para escenificar el hara-kiri de Madame Butterfly.  Y, por supuesto, con el afán de superación de los noveles.

 

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Pilar Vera mezcló el rojo y el negro. Foto:© Raúl Barrera

Es verdad que los que se inician en el duro ajetreo de la pasarela tienen que llamar la atención. Arriesgan con la pretensión de ser recordados, pero la veteranía sigue siendo un grado, aunque muchos se empeñen en llegar y besar el santo y la mayoría de los fracasos vienen por querer adelantar la hora de los éxitos, que dijo Amado Nervo. Pero éxito y mucho tuvieron los estilosos zapatos de Pilar Burgos para la Feria, sobre todo los de diminutos lunares con el fondo blanco o negro; los complementos de Lamágora y todo ese equipo que, entre bambalinas,  hace posible que Simof se mueva sin necesidad de salir en la foto.

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13 comentarios

Rocío 16 abril 2015 - 12:51

Los vestidos de Pilar Vera son increíbles, Me encanta cómo mezcla el negro y el rojo creando un contraste que llama mucho la atención y siendo muy elegante. El vestido negro es precioso.

Elisenda 14 febrero 2015 - 20:34

Soy catalana, pero me enamoran los trajes de flamenca. Sigo a Simof por los medios de comunicación y estoy esperando a febrero para verlos. De aquí me gustan todos, pero sobretodo el de Lina y qué guapa la modelo con ese pelo tan sesentero, y los de Pilar Vera. Son mis preferidos. Los demás también son bonitos, ¿eh?

Silvia 9 febrero 2015 - 16:03

A ver, Rocío Peralta fue de lo mejor no se a que viene ese comentario. Que Lina es grande ya lo sabemos.

María Luisa 9 febrero 2015 - 15:59

He seguido a Clara Guzmán desde que estaba en ABC. Me gusta cómo escribe y no la conocía personalmente. Ahora tampoco, pero me señalaron quien era en la primera fila de Simof. Me habían dicho que era un coco pero resulta que es una mujer muy estilosa, con personalidad, como escribe. La crónica me parece de premio. No se calla una. Enhorabuena por ser tan clara, tan Clara Guzman.

Margarita Gonzalez 9 febrero 2015 - 14:25

Clara. Excelente análisis, de los tuyos de siempre,y como siempre, atinados, y certeros ,al pan pan, y al vino, vino.
Enhorabuena.

aurelia 9 febrero 2015 - 10:10

lo que tienen que ser los trajes de flamenca son cómodos.
Las niñas para hacer pipí,se lo tienen que quitar porque de estrechos no se lo pueden subir.tienen que tener una cierta holgura,porque despues de estar 12 horas en la feria el tubo donde estas metida estalla.y lo demás para gusto los colores.Yo tengo una clección de mantoncillos antiguos,y no me gusta la moda de remeterlos como se ponen ahora.eso nunca se ha llevado.

Garbí 9 febrero 2015 - 9:40

Me gusta esta bloguera, qué dice y cómo lo dice. Los trajes preciosos, me encanta el de Lina.El de inspiración oriental no lo veo apropiado. El traje negro de Rocío Peralta también me gusta, los trajes en rojo y negro muy llamativos.

Juan Garramiola 8 febrero 2015 - 22:51

Me encanta Lina, es la única que sabe hacer un vestido de sevillana o para una profesional del baile flamenco como Dios manda, no le hace falta inventarse cosas que no tienen nada que ver con el vestido regional más bonito del mundo.
Para que quede bien un vestido de Sevillana o Flamenca lo único que hace falta es lo que tienen los de Lina y es que ese diseño tenga un buen patrón y escalado, así no tenemos que hablar de la tan manida y anticuada polémica de la talla 34 o 60, creo que usar esos argumentos están fuera de lugar, es igual que una firma que anda por ahí diciendo que han sido los primeros en usar una persona con síndrome de Down, creo que usar estas cosas están fuera de lugar, mal van estas firmas si tienen que usar estas triquiñuelas para que nos fijemos en ellas, con lo bonito que es que hablen de tu colección por lo que has creado y no que hablen de ti por lo que has provocado días antes o en la pasarela.
El vestido de Sevillana o de Flamenca es lo que es, no es lo que pretende que sean, para eso están otras pasarelas.

Margarita Gonzalez 9 febrero 2015 - 14:23

Suscribo todo lo que dice de Pe a Pa.

Inmaculada 8 febrero 2015 - 22:36

Gracias por este magnífico resumen Clara.

Miguel Reyes 8 febrero 2015 - 22:32

Enhorabuena ,Clara

luisa 8 febrero 2015 - 21:58

Hola, me quedo con el vestido amarillo de Patricia Pajares Bazarot.Me gusta también el de Lina pero valdrá más.

Bea 8 febrero 2015 - 21:15

Guau, guau, estaba esperando la crónica. Vaya tela. Bonitos trajes Lina, Aurora Gaviño, Pilar Vera y Ana Morón. En ese orden.

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