Miren, Lady Dior no es Lady Laura. Lady Laura era esa señora que abrazaba fuerte a Roberto Carlos y le contaba un cuento. No, Lady Dior es un bolso de la Casa Dior; esa Casa que no acaba de encontrar la horma de su diseñador. Porque después del culebrón de John Galliano, el muchacho gibraltareño, (martiviriviri, gibraltareño, martivirivirá…) hemos tenido otros episodios, más contenidos, pero episodios al fin y al cabo. Uno de los bolsos más anhelados por las mujeres (dime qué bolso llevas y te diré quién eres) está de campaña. Casi, casi, como un político. Al fin y al cabo el objetivo es el mismo. Uno, que lo compren y el otro que lo voten. Lady Dior está en campaña con Marion Cotillard, que no podía tener mejor cartel. La actriz ganadora de un Oscar nos lo presenta, además, en la intimidad.
Famosos en la intimidad era un serial que sacaba el siglo pasado una revista del corazón (no me acuerdo de cual porque servidora era muy chica) en la que la intimidad era tan pública y tan impostada que lo que menos había era eso, intimidad. Porque lo más normal es que una se tumbe cual odalisca en una cama para hacerse un autorretrato (ahora llamado selfie) con su bolso Lady Dior. Y además que lo «posea» con esa avidez que ahora se «poseen» los bolsos. Bueno, pues los fotógrafos Mert & Marcus captaron de esa guisa a Marion Cotillard, la embajadora de la Maison Dior desde el año 2008, que ya son años para una embajadora en estas lides. La actriz llevaba un vestido negro con escote geométrico de la colección Crucero 2016 mientras mostraba al tendido los últimos diseños de bolsos. Nada nuevo bajo el sol. La campaña, claro. Como suele ocurrir en estos casos y en política también.