Acaba de terminar la LX edición de la Madrid Fashion Week, antes Cibeles, y cabría preguntarse, ¿es rentable para el sector esta cita con la moda que ha contado en este certamen con un presupuesto de tres millones de euros? Un chaparrón de ediciones, siempre con la misma directora, Leonor Pérez Pita o Cuca Solana al frente, y todavía no se ha hecho realidad esa unión de hecho y de derecho del diseñador con la industria. Una asignatura pendiente de la que no sabemos si el motivo es el no haber hecho bien los deberes.
Los diseñadores que realizaron una presentación individual desembolsaron, además de su colección, una cuota de 4.000 euros, la mitad si compartieron desfile. El grueso del presupuesto, siempre según la directora de la pasarela, se lo llevan las modelos, con una remuneración de entre 20.000 y 25.000 euros por desfile. Ifema puso a disposición de los diseñadores el equipo de peluquería y la iluminación. Algo es algo.
El problema viene cuando se hace recuento. Recuento de comercialización, cuestión importante cuando de lo que se trata es de vender, ¿o no? Recuento de, por ejemplo, difusión del certamen, que generalmente nunca es la prevista ni nacional ni internacionalmente. Los periodistas especializados, que son los que escriben de moda, no tienen el don de la ubicuidad y prefieren informar de otros foros que se celebran casi al unísono. Y cuando se informa, las tintas se suelen cargar sobre los famosos que poblaban la primera fila. Famosos con menor entidad en cada edición.
El caso es que, mientras tanto, las empresas de moda activas en España no llegan a 20.000, una cifra nunca registrada, después de once años seguidos de pérdida de compañías. Los datos son devastadores. Desde el 1 de enero del año 2000, la industria textil ha perdido casi la mitad de su mapa empresarial. Según el Informe Económico de la Moda en España 2013 del portal modaes.es, a principio del año pasado se contabilizaban en nuestro país 19.763 empresas de los sectores textil, confección y cuero/calzado. Como en el resto de la economía española, quienes sostienen, por ejemplo, la rama del textil, son las pymes, donde más del 86% de las empresas tiene menos de 10 trabajadores.
En España, y según datos del Instituto Nacional de Estadística, sólo 27 compañías superan los 199 empleados y en el último ejercicio desaparecieron el 25% de las grandes empresas del negocio de la moda. Pero además, la cuarta parte de las empresas de la industria de la moda tienen veinte años o más y representan el 1% de las compañías más maduras de la economía española. Las exportaciones se mantienen como el principal factor de crecimiento. Las ventas de productos al exterior alcanzan los 13.500 millones de euros.
Mientras tanto, en la lista de proveedores China aparece en el primer puesto. Cerca del 30% de las importaciones españolas proceden del gigante asiático. No obstante, hay motivos para la esperanza, según los principales ejecutivos del sector. El negocio de la moda empieza a mostrar signos de repunte en sus ventas, aunque la clave sigue estando en la confianza del consumidor. ¿Y cómo se consigue ese logro? Pues, entre otras cosas, con profesionalidad, una esmerada atención y sin perder comba de los nuevos avances tecnológicos.