La internacionalización de la moda española

 

 

 

Acaba 2013, que se ha pasado a la velocidad de un «tuit», al menos para mí, y la moda española ha ido escalando puestos. Sí, no seamos derrotistas; que sí, que la moda española está muy bien situada, a pesar de los pesares. Los pesares son muchos, por ejemplo, que la gente conozca más  (dentro y fuera) a las grandes distribuidoras como Mango y Zara, que ole cómo gestionan su negocio. Y que a veces nuestros diseñadores sean más conocidos y demandados allende nuestras fronteras. De todas formas, no sólo los grandes han sentado sus reales en lugares donde a la moda se la trata como a un dios, un dios del dinero y del estatus. Hay una legión de pequeñas y medianas empresas que llevan tiempo luchando por tomar posiciones en los mercados extranjeros más asentados y en los más florecientes.

 

 

Firmas como la de moda infantil, Babiné, de la empresaria sevillana (de Lantejuela) Rosario de la Encarnación, presente en Rusia, México, Bélgica o Reino Unido. Y como ella, otras marcas andaluzas y españolas que han hecho un esfuerzo titánico por emprender la aventura de vender en el exterior. En este capítulo hay que reconocerle el mérito a Extenda, la agencia de promoción exterior de la Junta de Andalucía, que lleva años apoyando logísticamente a quienes se deciden a dar ese gran paso. Y el que da primero da dos veces. Eso es cierto.

 

Porque la internacionalización es la principal vía de crecimiento de las empresas españolas de moda, según el Barómetro Moda.es 2013. Los principales países en los que la industria española han puesto sus miras son: Alemania en Europa, México, Estados Unidos, China, Rusia, Chile y Argentina en Iberoamérica y los países de Oriente Medio y asiáticos y, según el Barómetro Vente-Privée Moada.es, las empresas españolas realizan de media el 45% de sus ventas en el extranjero.

La gran noticia de este año ha sido la incorporación de más firmas españolas a la Semana de la Moda de Nueva York. Además de Custo se han subido a la pasarela Desigual, DelPozo, con Josep Font al frente; Cortefiel-Pedro del Hierro, con Carmen March como diseñadora. La Semana de la Moda de Nueva York, el primer foro que se creó para dar a conocer las tendencias a prensa, compradores y público, en el año 1943, en plena II Guerra Mundial, es uno de los más importantes eslabones en esta cadena, cuyo principal engranaje es el consumidor.

 

El mercado de Estados Unidos es el más potente y visible del mundo; es un mercado de 300 millones de consumidores y los españoles ya han captado la atención de webs tan influyentes como Modaoperandi, donde comprar antes que nadie los modelos que se han exhibido en la pasarela. Es verdad que en Nueva York tienen también presencia Zara, Mango e incluso los joyeros Tous. Cortefiel también ha apostado por el mercado americano y ha abierto una tienda en la Costa Este y piensa inaugurar ochenta más en cinco años. La internacionalización va calando en la moda española y ante la escasez de consumo interno, ¿por qué no probar suerte en la aparente alegría consumista externa?