Hace mucho leí que España es el país, junto con Francia, en el mujeres más se perfuman las mujeres. Y también leí (sí, es que me gusta mucho leer) que dicen los psicólogos que el uso de fragancias aumenta la autoestima y favorece las relaciones sociales. Además de estar demostrado que un aroma puede cambiar el estado de ánimo y provocar bienestar. ¿Verdad que le ocurre eso nada más ver el frasco de Chanel nº 5, el perfume de perfumes por antonomasia?
Hoy que tanto se habla de marcas, el perfume ideado por Ernest Beaux y bautizado por esa gran experta en marketing, entre otras cosas, que fue Coco Chanel, fue el primero en llevar el nombre de la marca en su envase. Un frasco minimalista para los tiempos barrocos que corrían cuando nació, el año 1921. Un frasco que en sí mismo representa el lujo y la exclusividad no sólo del perfume sino del legado Chanel.
Ahora y para celebrar las próximas fiestas, en las que se incrementan las ventas de la joya de la corona de esta Casa francesa, se ha lanzado, en edición limitada, dos nuevos formatos de la fragancia. El frasco se presenta en un formato de 35 ml; un tamaño ideal para viajar y tener siempre al alcance de la mano el nº 5 Eau de parfum y Eau Première. Ya saben, el primer perfume con aldehídos, las sustancias químicas que lograron que el 5 no pudiera asociarse con el olor de nada conocido.
Las coleccionistas también están de enhorabuena. El extracto, la versión más preciada de la fragancia, se presenta este año en un tamaño excepcional: el frasco se declina en un prestigioso formato de 900 ml, de cristal facetado, tallado como si fuera un diamante y sellado a mano mediante la técnica del «baudruchage». De este objeto excepcional solo se han fabricado 50 unidades numeradas para el mundo entero. Ya saben lo que dijo Coco Chanel: «El perfume anuncia la llegada de una mujer y alarga su marcha».