Vamos por partes, tener unos jimmy choo es haber triunfado. Así de claro y rotundo. Ahora ya no se tienen unos zapatos, se tiene una marca y si está en la cúspide del escalafón es que el triunfo es de laureles. Los que traigo hoy a esta entrada son los que veremos el próximo verano en los privilegiados pies de esas mujeres con posibles. Están inspirados en la naturaleza, en su lado más salvaje, pero más bello: caparazones, camuflaje, coloración aposemática, el vínculo con los entresijos de esa vida que se esconde y que cuando aflora deslumbra con su esplendor.
Según Sandra Choi, directora creativa de la firma, el discurso entre el lado bonito y sensual de la naturaleza, enfrentado a las fuerzas defensivas de los elementos, fue esencial a la hora de concebir esta colección. «Estudiar la exploración que el artista Mat Collishaw hace en Sordid Earth del poder arrasador del entorno tropical ha inspirado un nuevo y vibrante paisaje por explorar para la mujer Jimmy Choo». En esta colección primavera-verano 2014, veremos el zapato plano Attila, realizado en piel de serpiente neón; la sandalia Tamber, con tiras en el tobillo y alas tipo mariposa, que parecen acariciar los pies.
El modelo Vista, un zapato de tacón de piel de serpiente elaphe acharolada en multicolor y negro brillante, mientras que la sandalia de tiras en coral fluorescente Damsen enseña sin rubor el color rotundamente. La colección, de la que hoy ofrecemos una muestra, también incluye zapatos de tacón con troquelados de hojas enjoyadas y bolsos de charol con bloques de color brillantes. Los tonos son llamativos, con detalles de diseño audaces como flores bordadas en neón sobre una rejilla y unos estampados tropicales salpicados en unas carteras de mano acrílicas.
Para la noche, llega el negro. Las sandalias de tiras con arnés en azabache esmaltado, los zapatos con tacón de aguja negros se visten de gala con ribetes de charol o de un resplandeciente violeta metálico. Los bolsos de noche se convierten en carcasas rígidas con acabados brillantes y cierres dorados o se desestructuran en formas más grandes, con una silueta imprecisa, atrapada en unas cadenas doradas. Todas sabemos que Jimmy Choo no sería nada sin Tamara Mellon, una joven de la alta sociedad británica que se empeñó en dar todo su apoyo a un zapatero malayo y logró que su pasión se convirtiera en un negocio apabullante a nivel internacional. Mellon abandonó Jimmy Choo en 2011, pocos meses después de que la firma de calzado de lujo fuera adquirida por Labelux Group por 500 millones de libras.