LA CLAVELERÍA, ANDALUCÍA EN LA MODA

por Clara Guzmán

Mario Ávila forma parte de esa numerosa legión de sevillanos que echa por tierra la etiqueta tan manida y poco certera de que el andaluz es indolente. Mario es enfermero además de docente, canta y escribe repertorios para una chirigota callejera de Cádiz y aún le sobra tiempo para dedicárselo a la moda. Es el propietario y diseñador de la firma «La Clavelería» creada hace dos años y donde podemos encontrar corbatas, gemelos, pañuelos, alfileres de solapa para el hombre que le guste ir elegante, pero no rancio. Ahora también se ha adentrado en el mundo femenino y ha lanzado unos pendientes con motivos de azulejería, pulseras y unos llaveros de ganchillo que hace Silvia, su mujer. Y como no da puntada sin hilo, también se compromete con el planeta y reparte a sus clientes semillas de claveles, esa flor tan andaluza que da nombre a su marca.

A «La Clavelería» la conocí en Instagram, un escaparate abierto al mundo, y a su promotor, Mario Ávila, en una sustanciosa charla cara a cara, que es la mejor fórmula que existe y existirá. «Empecé en este sector con otra marca que surgió durante una comida familiar. Mi tío y mi primo crearon FLMKO, una firma de ropa y complementos relacionados con el flamenco más universal. Yo me encargaba de los diseños y se fabricaba en Sevilla. Entonces me di cuenta que los claveles, que son muy nuestros, muy andaluces, eran los motivos más frecuentes en mis diseños, por eso cuando creé hace dos años mi firma la bauticé así: «La Clavelería». Mario, al que le hubiera gustado estudiar Marketing y Publicidad, hizo su pequeño estudio de mercado guiado por la sensatez que le caracteriza.

Su público es un hombre de cuarenta años al que le gusta vestir de manera elegante, pero informal, que lleve, por ejemplo, una corbata o un pañuelo que no pasen inadvertidos. Que se ponga un alfiler distinto y, ¿por que no? representativo de su condición de andaluz. «Hice estos alfileres de solapa para la Feria y tuvieron mucho éxito. Es una maceta de resina que no pesa, la perforé para adornarla con flores, la pinté y le eché laca. Poco a poco también me voy adentrando en una línea femenina, aunque es un sector donde hay mucha competencia. He lanzado unos pendientes representando azulejos, unas pulseras o los llaveros de ganchillo que hace Silvia, mi mujer. Pero aspiro a lanzar una colección de bolsos. Llevarían flecos, lunares y claveles, incluso tengo pensado hacer uno con forma precisamente de clavel».

Mario dice que no es fácil ser empresario de moda. «Por ahora «La Clavelería» es sólo un hobby, pero es un sector en donde hay mucha competencia y es muy difícil destacar. Tienes que ser original, constante y competitivo en los precios. Es verdad que me quita tiempo, pero me gratifica. Es cierto que hay artículos que podían tipificarse como «souvenirs». Se ven en muchos sitios castañuelas, monteras, pero yo intento sacar complementos que no sean tópicos». Tiene una tienda online y vende sobre todo en las redes, en Instagram; ha hecho publicidad de su marca en estas plataformas y busca el equilibrio con las subidas de contenido, siguiendo esas reglas no escritas de las que hablan todos los entendidos. Pero Mario aspira a mucho más a través de «La Clavelería».

Como hombre de su época, pero concienciado, quiere crear un movimiento ecológico consistente en mandar semillas de clavel con los pedidos que le hacen los clientes. O sea, cada vez que le encarguen una corbata, un pañuelo, unos gemelos o cualquiera de los accesorios que ofrece, el cliente recibirá no sólo las semillas, sino una pequeña guía de cómo cultivar claveles. «En un mundo donde los desafíos ambientales son cada vez más evidentes, es fundamental que tomemos acciones concretas para cuidar nuestro planeta. Una forma sencilla y hermosa de contribuir a esta causa es a través de la siembra de semillas de claveles». Y dicho y hecho. Mario apuesta de verdad, no de boquilla, por un futuro más verde y saludable, porque «cada clavel que florezca será un símbolo de nuestro compromiso». Ojalá florezcan todos.