Se han dicho tantas cosas de los bolsos que una ya no encuentra símiles ni novelería para adobarlos. Son unos excelentes compañeros de travesía de vida por lo que encierran, en todos los sentidos. Es decir, que valen más por lo que callan que por el logo que lleven por bandera. Y eso es impagable. Claro que si hablamos de bolsos y de Loewe hay que descubrirse, para eso es la marca española del lujo por antonomasia.
Sí, que ahora pertenece a un grupo foráneo que es el que corta el bacalao, por supuesto, pero Loewe siempre será española al menos a efectos sentimentales, que dicen son los que de verdad cuentan. Ahora, como esto es un no parar, le han dado brillo a sus bolsos Flamenco. Ya saben que el brillo da esplendor, y que el brillo está a la orden del día en todas las colecciones que se precien de eso, de estar a la orden del día.
Del modelo Flamenco siempre me ha gustado el de cocodrilo, una es así, no es de más carnes. Claro que si me regalan los Reyes Magos de Oriente cualquiera de los que hoy traemos a telademoda.com en satín, les aseguro que no lo donaré. Además, el color, que es fuente de vida y estimulante de la autoestima, según Ágatha Ruiz de la Prada, es un activo más para que fichemos a Flamenco como nuestro bolso de cabecera.