KIMOES, EL COLOR COMO MEDICINA

Cristina Moreno y su firma Kimoes (www.kimoes.com) son las protagonistas de hoy en mi blog telademoda.com. Otro hallazgo de Instagram, ese escaparate virtual para todos los públicos. Su firma es reciente, pero las ganas de hacerla realidad llevaban mucho tiempo enraizadas en esta médico de familia, a la que una inoportuna enfermedad mantuvo alejada de la vida diez años. Su retorno a la normalidad vino emparejada con unas ansias de cumplir ese sueño de dedicarse a una de sus pasiones: la moda.

«Soy de Madrid, del Retiro de toda la vida. Estudié en Pamplona, me casé con un chico de Teruel, porque Teruel existe; nos volvimos a Madrid, donde ejerzo mi profesión, y tengo cuatro hijos. Durante cinco años fui todas las mañana de los sábados a la escuela de diseño y moda Vélez-Per. Disfruté mucho, conocí a gente estupenda y aprendí a coser. A mi hija Cristina le gustó tanto que se apuntó también. Y entonces inicié mi aventura empresarial haciendo bolsos de tela de tapicería. Mis amigas me los veían y empezaron a encargarme uno, otro…»

«Mi idea era montar una tienda; mi hija me apoyaba en todo y le pedí ayuda a mi marido. Pero vino la pandemia y mandó parar». Cristina no se arredró y estuvo colaborando con la asociación espontánea «Mascarillas solidarias de Madrid» confeccionándolas. Una vez que acabó el confinamiento, retomó sus bolsos y empezó a organizar la marca. El día 3 de noviembre nacía Kimoes, kimonos españoles (@kimoes_slowfashion). «La bauticé así porque además de los bolsos empecé a hacer kimonos de telas de colores, que compraba en una tienda «online» de Santander».

Dice Cristina Moreno que toda su producción no sólo se hace en España, cosida por ella, sino que la materia prima es también española. «Para los bolsos compro telas en «La Tonelada», que está en la calle Cartagena de Madrid. Son telas de Segovia, con color, mucho color. De cada trozo de tela salen unos cinco o seis bolsos y nunca son iguales porque los estampados se casan de diferente manera. Hago tres modelos. Uno grande para meter el ordenador; otro de dos asas y el tercero del mismo tamaño pero para llevarlo en bandolera. Todos tienen bolsillo interior».

«Nunca les pongo cremallera, si me lo piden, un cierre de imán. Todas las telas son de algodón y llevan la etiqueta ecológica oeko-tex y no pesan nada, sólo en función de lo que metamos dentro. En enero lancé mi página web (www.kimoes.com) y tengo clientes en Santander, Galicia, Huesca, Pamplona, Alicante, Teruel y ahora con Instagram la visibilidad es increíble». Cristina dice que ha desterrado de su vida el negro, que el color te cambia el humor, que es como una medicina y que hay que ponerle color a la vida, por eso comparte el espíritu cromático de Agatha Ruiz de la Prada.

Dice que es una artesana, que no siempre se valora lo hecho a mano, aunque afortunadamente hay donde está muy considerado, como en los Estados Unidos. Las telas de sus kimonos, un patrón sencillo que le vale a todo el mundo en todas las estaciones, se las suele comprar a Ángel Carrasco Ureña y son «made in Spain». «Está enfrente de mi trabajo y aprovecho la hora de la comida para ir. Me gusta mirarlas, tocarlas y luego plasmarlas en esta prenda tan versátil, con o sin cinturón. Cuando miro a mi alrededor, me fijo en que todo el mundo va de gris. El color mejora el ánimo y en estos momentos es más necesario que nunca».