«Hablamos de belleza cuando disfrutamos de algo por lo que es en sí mismo, independientemente del hecho de que queramos poseerlo, porque el sediento que cuando encuentra una fuente se precipita a beber no contempla su belleza». Estas palabras, con las que me identifico, las dijo el semiólogo, filósofo y escritor italiano, Umberto Eco, autor de «Historia de la belleza». Una frase que me ha venido al pelo para presentar aquí, en telademoda, los tesoros de la firma de joyería francesa Chaumet (www.chaumet.com), inmersos como estamos en la cuenta atrás para las fiestas navideñas, momento especial para regalar a esa persona singular o autohomenajearse. Esto último es cada vez más usual. Pasen y vean. Y si les apetece, lean. Que nunca está de más.
Desde su creación allá por el año 1780, la historia de Chaumet ha caminado en paralelo a la historia de Francia. Tras colaborar en la joyería de la reina María Antonieta, el fundador de la Casa, Marie-Étienne Nitot, estableció su propia clientela aristócrata y se convirtió en el joyero oficial del emperador Napoleón I. Fue un emprendedor, que diríamos hoy, un valiente, en todos los tiempos. Pero volvamos al siglo XXI porque Chaumet nos ha revelado sus tesoros de oro y diamantes para ser contemplados e incluso adquiridos. En esta peculiar búsqueda del tesoro, bien para poseerlo o para «morir» de un «stendhalazo»-ya saben, morir de belleza-, un hilo dorado sirve de valiosa guía.
Esta peculiar guía recorre las colecciones de la Casa para encontrar la creación idónea. Las exclusivas cajas azules de Chaumet se transforman en fabulosos cofres del tesoro. Cada uno de ellos guarda preciosas piezas de las colecciones «Joséphine», «Bee My Love» y «Liens». Empecemos por «Joséphine», cuyas creaciones están destinadas a las veladas festivas, como por ejemplo las tiaras adornadas con diamantes tallados en forma de pera. «Joséphine Aigrette» juega con los códigos característicos de la colección revisando el brazalete, el anillo y el colgante con la V, que recuerda al penacho de plumas que adornan los tocados reales y el «trompe l’oeil» de la talla pera.
Todo está trabajado en un delicado encaje calado de oro y diamantes. También se ha revisionado el reloj «Joséphine Aigrette» y luego está el brazalete, una pieza única en su clase, que ahora se declina en acero u oro rosa para el uso diario. Pasemos a continuación a analizar «Bee My Love», piezas donde los diamantes talla emperatriz iluminan el rostro engastados en un collar en forma de Y. Para las entusiastas de los brazaletes, el «Bee My Love» es el ideal. Sus celdas de oro rosa en forma de panal de abejas están repletas de diamantes. Claro que las partidarias de los escotes tendrán en el collar corbata, inspirado en los emblemáticos anillos de la colección, su mejor aliado.
Para los románticos empedernidos que ven en una joya el lenguaje de las emociones, las piezas de la colección «Liens» serán sus cómplices, porque transmiten el sentimiento y la felicidad de los enamorados. Las creaciones de «Liens Évidence» son pura serenidad, al ser envolventes y delicadas. Los colgantes «Jeux de Liens», si los combinamos entre sí, magnifican su refulgente efecto para las noches de fiesta. Con su eslabón cruzado y su canto resplandeciente con pavé de diamantes, el medallón «Jeux de Liens Harmony», de oro cepillado y grabado, brilla sobre el escote. De belleza nunca vamos a saciarnos. Qué importa que sólo sea contemplarla sin la ambición de adueñarnos de ella. ¿A que ha merecido la pena admirar estas joyas de Chaumet?