Itzíar Morales es el alma mater de «Mía Bruns«, (www.miabruns.com) una firma malagueña de tocados y accesorios inspirados en el mar, en cualquier mar, aunque ella se considera «mediterránea». Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Granada, cuenta con un máster en diseño gráfico y artes gráficas por la de Málaga. Ha sido ceramista, diseñadora gráfica, docente en la universidad y diseñadora de complementos y joyas. Sus piezas llevan en el mercado desde 2016, pero sus aficiones vinculadas al mar: padel surf, piragua, buceo, natación, forman parte de su vida.
Todo empezó en el año 2015. Itzíar se casaba en la playa y buscaba un tocado muy marino. No lo encontró pero quedó atrapada en este mundo artesanal de trabajar con infinidad de materiales, de crear sin límites y de investigar continuamente. «Me pareció apasionante y además me gusta trabajar con personas, conocerlas y crear una joya que forme parte de ellas sin disfrazarlas; al contrario, que refleje quiénes son. El mar es mi lugar en el mundo, me regenera, me da vida. En su interior hay infinitos bosques, primaveras multicolores, formas imposibles y me pareció interesante como temática».
«El hecho de ser malagueña influye en mi inspiración. Somos mediterráneos y nuestro aire, nuestros colores, nuestra alegría están inevitablemente en cada una de mis piezas». Dice que hoy en día ser «marca España» representa un gran activo. «Fuera de nuestras fronteras, la gente reconoce como valores clave de nuestras empresas la creatividad, la calidad de los productos y la riqueza cultural. Las empresas españolas saben que es fundamental aportar un valor diferencial a sus productos o servicios de manera que los clientes potenciales reconozcan el sello «made in Spain».
Itzíar Morales dice que se considera absolutamente artesana.»Cada minúscula pieza que va en cada tocado o en cada accesorio está creada a mano. Está inventada y tratada con mimo en procesos largos que duran horas y días, que requieren paciencia y agilidad. Todo cosido, pintado, pulido, modelado a mano. No hacemos piezas seriadas. Una mujer, una joya. La artesanía está cada vez más valorada, quizás por la saturación de objetos seriados e impersonales que hay en estos momentos en el mercado».
«Mis clientas, desde luego, sí que lo valoran. Además, saben el proceso de mi trabajo, al hacerlas participes desde principio a fin a través de videos e imágenes que desvelan todo el proceso. De alguna manera, ellas también forman parte de la construcción de la pieza. Esta complicidad nos hace entrar en una relación que para mí es totalmente necesaria, ya que voy a construir un “cachito” de ellas. Solemos acabar siendo amigas de por vida. Sí, es una competencia dura con el «low cost», pero sigue habiendo personas que aprecian y valoran el trabajo artesanal, y apuestan por una joya personalizada para ocasiones inolvidables».
A Mía Bruns la pandemia le pilló digitalizada, pero reconocen el «parón lógico» de sus ventas durante el confinamiento. «Hoy en día los consumidores no se lo piensan dos veces a la hora de usar Internet para sus compras. Y lo que antes era presencial, ahora se ha vuelto «online». Nuestra firma ha participado en ferias nacionales durante años, pero realmente nuestras clientas vienen muy recomendadas por otras clientas. Funciona el clásico boca a boca. Han tenido una buena experiencia con nosotras y se sienten identificadas con lo que hacemos». O sea, en Mía Bruns todo funciona la mar de bien.