«LA ABUELA PEREJILES» DECORA TU CASA

por Clara Guzmán

A la firma de decoración artesana «La Abuela Perejiles» la he conocido, como posiblemente tú, a través de ese escaparate moderno que es Instagram, @abuelaperejiles. Un escaparate que te permite seguir el interesante trabajo de un número creciente de artesanos que sin las nuevas tecnologías sería imposible. Piluca Coello Núñez es su artífice. Vive en Cartagena y es tan perfeccionista y tan celosa de su intimidad que, como buena artista, prefiere estar en su mundo creativo y trabajar en el taller que acondicionó en la terraza de su casa.

Estudió Arte y Decoración en la Escuela de Artes y Oficios de Murcia. Trabajó primero con un arquitecto y luego se independizó. Dice que siempre ha hecho cosas relacionadas con el arte y, bajando la voz, añade que porque no se le da mal. Probó las mieles de exhibir sus esculturas en muestras colectivas y en solitario, pero le abrumaba estar en el foco de atención. Así que hace tres años y después de cosechar un gran éxito en una exposición, eligió dedicarse a la cerámica y embellecer nuestras casas con sus mimadas piezas.

«Me gusta levantarme y ponerme a hacer cada día una cosa nueva. Es un mundo infinito en formas, colores, texturas. La gente se suele poner en contacto conmigo a través de Instagram, aunque también tengo una página de venta online: www.abuelaperejiles.com. Me encargan desde vajillas a maceteros, queseras, mantequilleras, tablas de aperitivos, maceteros y adornos para la casa, como los jarrones, que es la pieza que más me gusta, quizás porque en ella dejo volar más mi imaginación al no utilizar moldes».

«Trabajo más la porcelana que la loza, aunque ahora he descubierto la porcelana de papel, un material que me permite saltarme muchos tiempos. La artesanía es un trabajo lento, por eso los encargos me los hacen con mucha antelación. Ahora tengo entre manos el diseño de unas vajillas muy especiales para un restaurante muy conocido. No me aburro porque encargos no me faltan. Esta Navidad me ha ido mejor que otros años. La gente ha pasado mucho tiempo en casa y está renovando su decoración. La pandemia nos está cambiando».

Dice Piluca Coello que la gente se ha vuelto más sensible y valora esa pieza que antes era desechada por tener una pequeña tara. «Antes, cuando veían un plato con alguna imperfección protestaban y ahora quieren que lleve esa huella humana. Hay quien me pide piezas realizadas con la técnica japonesa kintsugi; es decir, piezas de cerámica rotas que se reparan con barniz de resina espolvoreado o mezclado con polvo de oro, plata o platino. Es darles una segunda oportunidad y a veces salen piezas mucho más expresivas con esas «cicatrices»».

«La artesanía es una parte de mí -dice Piluca Coello-, me paso el día pensando en lo que voy a hacer o en lo que estoy haciendo. He tenido la libertad de elegir al meterme en el mundo de la cerámica. Mis piezas son únicas y no me repito. Trabajar sola me da mucha independencia. ¿Que por qué mi marca se llama «La Abuela Perejiles»? Mi abuela era andaluza, de Jaén, y siempre iba muy peripuesta. Cada vez que me veía tan sobria me decía: «¡Anda, ponte este collar!». Yo todavía no soy abuela, aunque tengo hijos que me podrían hacer, pero me parece que va para largo».