Si las bicicletas son para el verano, los vestidos ni te cuento. No hay nada más cómodo que esta prenda en sus distintas variantes. Particularmente, me gustan mucho los largos fluidos, que lo mismo te los pones con unas sandalias que con alpargatas, espardeñas o abarcas menorquinas con cuña, que haberlas haylas y ancha es Castilla o lo que se encarte. Los camiseros son otra de mis debilidades. El largo me da igual, lo importante es que siente como un guante.
Y estando en éstas, llega mi amiga Charo de la agencia de comunicación de moda @finallypress y me pone en bandeja la posibilidad de elegir cualquiera de los que presenta Roberto Verino (www.robertoverino.com) para esta primavera-verano. Hay cortos, largos y midis. Los colores van de los flúor a los pasteles y los estampados son florales y geométricos. Las hechuras, para que nadie se quede sin el suyo: estrechos, «oversize»; o sea, grandes para quienes les gustan los modelos holgados; camiseros, vaqueros y románticos.
Después del confinamiento, las ganas de estrenar, de lucir tipo- hay quien se ha dejado la silueta dándole a los confites en estos meses de ayuno de calle- y de vivir la vida se han incrementado. O sea, que preparadas para el abordaje de ese vestido que nos haga pasar un verano inolvidable. Además, Roberto Verino es una marca española, no hace falta irse lejos. Nacida en 1982, es uno de los referentes del diseño «made in Spain». La búsqueda de la excelencia ha sido su objetivo y los años le han dado la razón. Sigue en candelero.