Christian Dior, que fue un diseñador muy sensible, además de un hijo de familia de posibles, conoció las flores del bien en Granville. Y, claro, las empezó a amar, de modo y manera que más tarde su moda giraría en torno a su pasión por la botánica y ese jardín exuberante donde había pasado su infancia. Así que el fotógrafo Craig McDean no se lo pensó dos veces a la hora de homenajear al maestro.
Fotografió a Marion Cotillard, la musa de la firma en estos momentos, rodeada de flores y vestida con los diseños de la colección crucero 2017 en tonos fuertes, pero con delicados bordados, donde no faltó el bolso por antonomasia en estos momentos, el Lady Dior. Ya saben que hoy un bolso es un objeto preciado, al que se le acuna en los brazos o se le defiende con uñas y dientes de las inclemencias del tiempo.
Un bolso es una joya y como tal se la debe tratar. El que lleva la actriz es negro brillante, su correa está personalizada con placas Lucky y con sus iniciales. Claro que también los hay en rojo brillante, ese rojo pasión sólo para las más atrevidas o apasionadas sin límite, y en una versión en cuero exótico verde, bordado con motivos florales.Ya saben, las flores del bien. Que para las del mal ya está Charles Baudelaire.