Estamos en las fechas de las presentaciones de lo que se va a llevar cuando ya nos cansemos de darnos chapuzones y queramos abrigarnos. Ya se sabe que nunca estamos contentos con lo que tenemos y si dura mucho, incluso lo bueno, nos hastiamos. Así que la Casa Dior acaba de presentar su colección de alta costura para el próximo otoño-invierno, de la mano de Lucie Meier y Serge Ruffieux.
Los dos diseñadores suizos que se han hecho cargo de las colecciones tras la salida de Raf Simons, cuyo sustituto parece que se conocerá en breve, han vuelto a la fuente, la fundación de la Maison, los «ateliers». Simbólicamente, su colección se presentó en los salones de «couture» del 30 Avenue Montaigne, un escenario íntimo para una propuesta dedicada al conocimiento, a la artesanía de los talleres de Dior y a la poesía de su trabajo.
La chaqueta Bar, esencia de Dior, es la inspiración principal. Como el latido de un corazón (esta frase de la nota de prensa me encanta) está presente en toda la colección. No obstante, los diseñadores van más allá: la silueta de cintura de avispa y la falda larga abarcan cada aspecto del traje Bar. La colección utiliza la paleta de colores original contrastando con gran armonía el blanco y el negro.
Estos dos colores tienen una especial importancia para Lucie Meier y Serge Ruffieux, ya que la combinación es el ejemplo representativo perfecto de la dualidad masculino, femenino e historia y modernidad. Además, los diseñadores ven en este contraste una metáfora de su propia relación: cómo a través de la dinámica de la diferencia se crea mucho más que de manera individual, trabajando juntos logran un armonioso equilibrio.
Dior adoraba la yuxtaposición de ambos colores. «El blanco es simple, puro y combina con cualquier cosa, pero también podría escribir un libro entero sobre el negro». A la colección ha sido invitado el oro. Los adornos se llevan como si fueran joyería. Pero los volúmenes del «New Look» se han aligerado volviéndose más contemporáneos y la chaqueta en sí se deconstruye, se estira o se dibuja de manera vertical.
De hecho, se reinterpreta también su estructura. Lucie Meier y Serge Ruffieux empezaron con la falda, experimentando con los pliegues y las formas en los vestidos de tarde y faldas largas. Su revestimiento, una serie de capas de organza para añadir cuerpo, hace que se conviertan en prendas propias, como rayos X de las prendas de archivo que hay en la Casa Dior. O sea, la esencia.