Dicen que los periodistas debemos tener el don de la oportunidad cuando publicamos una noticia. Y mi colega Mercedes Benítez lo ha tenido al lanzar al mercado estos días su libro «Juez Alaya ¿Diosa o demonio?», de la editorial sevillana Samarcanda. Ha dado en la diana, porque el famoso y dichoso Caso de los ERE, que parecía haber languidecido periodísticamente, se ha reactivado recientemente con el procesamiento de los expresidentes de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves y José Antonio Griñán. O sea, que la juez Mercedes Alaya, temida y reverenciada como toda persona que descuella, ha logrado su objetivo, aunque al final no haya sido ella la que los sentara en el banquillo. Este libro es una crónica periodística amena y ágil, que se lee con el mismo apasionamiento con que está escrita; un relato de la historia política y social de la última década de Andalucía. Una historia que nos retrotrae al siglo XVII, cuando el patio de Monipodio estaba en pleno apogeo, y borra de un plumazo esa otra Andalucía: la culta, la trabajadora, la creativa, la valiente, que ha dado nombres insignes a España y, ya puestos, a la humanidad.
No es la primera vez que la juez Alaya aparece en telademoda.com. Ya lo hizo el 13 de septiembre del año 2012, cuando precisamente Mercedes Benítez, experta «ayalista» por cubrir la información de tribunales, había publicado que la «diosa» era humana y que como tal estaba de baja por unas cefaleas. En aquella época hasta la revista de moda «Vanity Fair» la había sacado en portada. Era la juez modelo, en todas las acepciones del término. Una juez, cuya vida personal también aparece en la obra de Mercedes Benítez, pero tratada con sumo respeto y sin inclinar la balanza hacia ningún lado, siguiendo la tónica del libro, del que la autora espera que sea el lector el único juez. Como buena periodista, Mercedes Benítez tiene en consideración a aquellos lectores ajenos a los casos de corrupción que han salpicado Andalucía en los últimos años y mezcla en su obra algunas interesantes pinceladas didácticas.
Por ejemplo, nos cuenta qué es realmente el Caso ERE: «Se trata de un monumental fraude que la juez ha llegado a cuantificar en 855 millones de euros. En realidad, ésta es la dotación presupuestaria total que tuvo el fondo a lo largo de una década. Alaya considera que todo el dinero se concedió de forma ilegal al sortear los controles de la Intervención de la Junta de Andalucía». También tiene sus pasajes de novela negra, con esos topos o «gargantas profundas» que pasaban información a la juez. Y algunas jugosas anécdotas, como la primera vez que la magistrada lloró y rió a carcajadas en público; sus años en la Universidad, su boda y «reboda» y esa impenetrabilidad, ese hieratismo del que hace gala y que pude constatar cuando la conocí en el taller del modista Manuel Obando. Aunque soy de la opinión de seguir la pauta de esa frase que Maquiavelo escribe en El Príncipe: «Todos ven lo que pareces, pocos palpan lo que eres», que en román paladino vendría a ser «qué sabe nadie». Claro que para saber más lean a Mercedes Benítez, porque en su libro está todo lo que usted quiso saber sobre la juez Alaya y no tenía a quién preguntar.