A Claudia Schiffer la conocí en los noventa, cuando formaba parte de aquellas supermodelos que revolucionaron las pasarelas. Mujeres hechas, con aspecto sano que daban vida a la moda. Al menos en Cibeles llenaban el espacio con su aplomo y esa seguridad que emanan los que saben que salen a triunfar. Ahora vuelve a la moda como diseñadora de una colección cápsula (ya saben, pequeña, en este caso de dieciocho prendas) para Tse, la exclusiva firma de prendas de cachemir.
Es verdad que Claudia Schiffer no era Naomi Campbell, que se movía con una rotundidad apabullante. Por aquellas fechas, Paco Rabanne reconocía que era una chica preciosa – doy fe porque tuve la suerte de tenerla frente a frente y sin una brizna de maquillaje-pero la calificaba de vaca alemana. No obstante, el diseñador italiano Giorgio Armani ya se le adelantó al afirmar que la Schiffer tenía los mismos andares que su mecánico. Ahora ya no camina por las pasarelas y lo que pretende es vender esta colección de jerséis, pantalones de chandal, ponchos, faldas y vestidos tipo suéter.
La colección es muy años setenta, jerséis de ochos, trenzas y rombos, que estuvieron de última en aquella década y que ahora vuelven a por sus fueros en esta noria que es la moda. Claudia Schiffer dice que recoge su herencia alemana, aunque con influencias de Inglaterra, donde vive en la actualidad. La firma Tse fue fundada en el año 1989 con el fin de acercar el cachemir, un tejido lujoso por antonomasia, a las nuevas generaciones, a través de diseños modernos, pero sencillos, sin perder puntada de los detalles, que son los que la definen.