Tony Benítez, Medalla de Sevilla: A tal señor, tal honor

 

 

A Tony Benítez le acaban de conceder la Medalla de Sevilla y yo me descubro ante este señor y ante tan merecido honor. Habré entrevistado a este modista infinidad de veces en mi ya larga carrera como periodista, pero siempre he sacado la misma conclusión: Vaya señor educado, vaya señor sencillo. «Mire -me dijo en una ocasión- triunfar nunca fue fácil. Las cosas no se hacen en un día. Ahora la gente corre mucho y quiere ser famosa en un año». ¿Famosa, Tony? ¿Qué es la fama hoy en día? ¿Salir dando voces en un programa de televisión de mucha audiencia? Si la fama es eso para la mayoría, tú entonces no eres famoso, Tony.  Ni falta que te hace.

 

Tú eres un señor que se ha ganado a pulso tener autoridad moral en la moda, autoridad moral que no está hecha de los mismos mimbres con los que hoy se construye la fama. Tú eres un señor respetado y respetable. Un señor que me decía: «El éxito no sólo está en coser muy bien, sino en la educación y el trato con la señora a la que se le abre la puerta para mostrarle la calidad en el diseño y en el tejido. Además, a la clienta hay que aconsejarle bien. Todo no vale en la profesión de modista”.

Me he acordado estos días de ti, mucho antes de que Ana Feu, tu incondicional amiga, me dijera por lo bajinis, en la exposición de Barbie en el Ayuntamiento, que sí, que te habían concedido la Medalla de Sevilla. Me he acordado cada vez que he tenido que tratar con algunos aspirantes a heredar tu legado en la moda. Aspirantes, sí, pero ayunos de tus enseñanzas, también. Es verdad que vivimos en una época de prisas, pero también de ir agachados. Sí, mirando el móvil «guasapeando», pero agachados. Puede ser una metáfora de los nuevos tiempos, pero qué metáfora más triste y peligrosa.

 

«Yo empecé vendiendo botones de alta costura, pero lo primero que hay que hacer en el oficio es poner cremalleras y picar un cuello y, por supuesto, planchar una prenda». Empezaste así, como suelen hacerlo los grandes, y remataste la faena vistiendo a la Reina Sofía de azul cielo de Sevilla, para la boda de la Infanta Elena. «Lloré de emoción». Como seguro que llorarás al recibir este último galardón, que ha tenido su aperitivo en el que te concedió el jurado de Yo Soy Moda, por tu impecable trayectoria. Tony Benítez, que estudió ATS y fue practicante como su padre, hasta que pudo más la devoción que la obligación, ha vestido durante cuarenta años a las señoras más distinguidas del momento.

Señoras que le han confesado sus cuitas, porque el probador es un confesionario. Cuitas que calla por señor y por elegante.  «Balenciaga solía decir que lo poco es elegante y yo añado que lo poco es mucho y lo mucho, barato. No hace falta un armario con treinta vestidos, pero en ninguna época y menos ahora que estamos en crisis. La señora desde que se levanta debe estar arreglada para ella misma. No hay que dejarse el físico ni la vestimenta, aunque sea muy humilde. El traje caro no hace elegante, sólo se va vestida de caro”. Tony Benítez, Medalla de Sevilla 2015, a tal señor, tal honor.