La primavera de Roberto Verino

 

A Roberto Verino (www.robertoverino.com) lo conozco desde tiempo inmemorial, que es una manera grandilocuente de decir que los dos tenemos muchos tiros dados en este campo, a veces de Agramante, que es la moda. Hombre sensato y con mucho sentido común, Manuel Mariño, en su DNI, siempre ha vivido su oficio a ras del suelo, sin subirse a las nubes que siempre arrastran fantasías moriscas, aunque alguna que otra veleidad haya tenido. Nadie es perfecto.

Los otros días, que como ya he dicho alguna vez, es una expresión muy literaria de mi tierra, Ceuta, cuando no sabemos a ciencia cierta la fecha, se presentó su colección de primavera-verano en la tienda de la calle Rioja de Sevilla, y me acordé de algunos de los principios de este gallego que cuando va al extranjero es ante todo español. Triunfar en la moda es saber apoyarse en lo que él denomina el trípode: Diseño, industria y distribución. «El diseño sin industria no funciona y sin distribución, tampoco».

 

En las muchas entrevistas que le he hecho a lo largo de los años, Verino siempre se ha mostrado partidario de que la moda de España hecha con racionalidad tiene futuro. Su tesis la ha llevado a la práctica porque su firma se mantiene, con lo difícil que es mantenerse en pie en un sector en el que el consumidor actual está lo suficientemente preparado para escoger de lo bueno lo mejor para su cuerpo y sobre todo para su bolsillo.

«En el diseño -me dijo una vez- siempre me propuse aplicar el máximo de sencillez, calidad y funcionalidad a las prendas y mi consumidor es fiel porque valora mis propuestas, que tienen el objetivo de que la ropa sea una inversión, no un gasto» . Y esa máxima la mantiene terne, porque su actual colección no sólo es muy completa, sino que está construida con la coherencia necesaria para que las prendas puedan intercambiarse y ninguna quede descolgada.

 

Como buen conocedor del paño, Verino sabe que la mujer y el hombre actuales quieren prendas ponibles, ese vocablo que por ahora no está recogido en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, pero que es de uso cotidiano. Ponible, que cuando lo escribes el corrector respondón lo cambia por posible y en este caso no le falta razón. Tienen que ser prendas posibles para ir a trabajar, llevar a los niños al colegio o salir al cine con las amigas.

 

Cada vez es más difícil vestirse para el día a día. Todo el mundo se empeña en hacer prendas para ir a las bodas o a las fiestas. Por eso es un hallazgo saber que alguien piensa con realismo. Como también piensa en que el consumidor se ha vuelto más «conservador» y apuesta por los colores «clásicos» rojo, blanco, azul marino, negro. Fáciles de combinar y que no desentonen. Vestidos, faldas lápiz, chaquetas tipo «chanel». Todo para una primavera muy  «Verina».