Miren, me van a perdonar, pero como una ha sido periodista antes que editora de un blog de moda, voy a recuperar en esta entrada algunas de las cosas que me contó en su día la bordadora sevillana Ángeles Espinar (www.angelesespinar.com) en una entrevista que le hice en ABC. Fue cuando le concedieron en el año 2007 la Medalla al Mérito en las Bellas Artes, que recibió en Toledo de manos de los entonces Reyes de España. Han pasado ocho años y, es curioso, pero todavía los andaluces no hemos aprendido a vendernos.
A vender nuestra mercancía tangible e intangible; nuestro talento. Siempre lo he dicho, la Junta de Andalucía debería tener una Consejería dedicada a que los andaluces aprendiéramos a valorarnos. A hacer marketing por derecho, siempre por derecho, de nuestra valía. Resulta que tenemos aquí, en la provincia de Sevilla, a la primera y por ahora única bordadora en posesión de una medalla al Mérito en las Bellas Artes y ¿cuánta gente lo sabe? Un oficio en vías de extinción tan apreciado por los foráneos y tan ninguneado por los propios o para ser magnánimos, tan poco valorado.
Este fin de semana se celebra en Villamanrique de la Condesa la Feria del Turismo y Tradiciones, en la que, entre otras actividades, se ha organizado una exposición de los bordados de la zona, exposición comisariada por Ángeles Espinar, con la inconmensurable ayuda de su hija, María José Sánchez. «El secreto de un mantón de Manila, me contaba entonces esta mujer sencilla que lloraba de niña cuando no podía ir al colegio, está en que la tela sea buena, que el dibujo tenga movimiento, vida, y que se sepan combinar bien los colores. Veo la tela y enseguida sé el colorido y el dibujo que le pega y hasta ahora no me he equivocado».
Contaba entonces y nada ha cambiado, que en bordar un mantón se tardan seis meses a seis horas de trabajo diario, quizás por eso es un oficio con pocas perspectivas de futuro, se lamentaba también entonces. «Hoy en día,-continuaba con esos ojos repletos de sabiduría natural, que te «escanean» con sólo posarlos-, la juventud no quiere este trabajo en el que se gana poco para el esfuerzo y la dedicación que requiere. Prefieren ser asistentas o emplearse en el campo a bordar. Pero no creo que los productos asiáticos le coman el terreno a la artesanía. Eso no pasará nunca, porque la gente pide cosas buenas».
«Se me saltan las lágrimas cuando veo un mantón hecho en serie. Claro que también lloro ante la belleza de algunas de mis obras cuando las contemplo en el bastidor. Las flores grandes, los chinos, los pájaros y las uvas son los motivos por los que siento predilección. Los saco de mi cabeza y me da el alba dibujando». Ahora se ha sumando a esta tarea de diseñar su hija María José, que se inspira, sobre todo, en las alegres flores de su jardín. Los mantones que salen de sus manos se cotizan al alza, por regla general, en el extranjero y en quienes saben valorar estas piezas.
4 comentarios
Maravillosos estos mantones de Manila. No sabría cual elegir, son todos preciosos. Como dice su creadora tienen vida.
No conocía a esta artista manriqueña. Sus mantones me parecen espléndidos. Al verlos, se entiende que haya recibido la medalla de Bellas Artes. Esperemos que su obra continúe a través de su hija y que no se pierda una tradición que nos enriquece a todos.
Muchisimas gracias por tus palabras ,las de tu gran capacidad de periodista y sobre todo las de amiga , porque has sabido reflejar muy bien en tu articulo el espiritu artistico de mi madre y su vocación casi pasional por el arte del bordado y sus entresijos.
Ahora yo tomo el relevo con unas ganas enormes de luchar para que esta tradición no se pierda y por esto hemos hecho esta exposición que recopila un siglo de bordados en Villamanrique en todos sus aspectos.
De nuevo GRACIAS.
Los quiero todos. Yo tampoco sabía que teníamos una bordadora con la medalla al mérito en las Bellas Artes.Gracias por contarlo tan bien.
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