El deporte impera en las tendencias de moda, ya sea para practicarlo o simplemente de postureo. El siglo XX nos dejó de herencia la exaltación no sólo de la juventud, sino del aspecto saludable, conseguido a base de machacarse en el gimnasio o corriendo por parques tan maravillosos como el de María Luisa de Sevilla, que precisamente cumple este año un siglo. Vestirse para hacer deporte fue una moda que puso en boga Coco Chanel, allá por los años veinte, con indumentaria propia para relajarse en los largos veraneos de la Costa Azul, pero el chándal se impuso en los setenta solo y exclusivamente para hacer deporte o comer la paella dominguera en el adosado.
Ahora Dior, como antes hiciera Karl Lagerfeld, no tan historiadas, por cierto, ha lanzado unas zapatillas de deporte de esas por las que se pirran las víctimas de la moda, que haberlas haylas, aunque digan que están pasadas de moda. Aquí habrá división de opiniones como en los toros, porque hay a quien le aterra la idea de «disfrazar» de fiesta indumentaria destinada al tiempo de ocio y de cultivar el cuerpo. Sin embargo, otros afirman que es una idea original y le da un toque muy urbano a la mujer.
El caso es que Dior Fusion Sneakers son las nuevas zapatillas de la casa Dior y se «venden» como «futuristas, coloristas, inclasificables y femeninas hasta el último detalle, combinando a la perfección delicadeza y deporte, representando a la mujer elegante y contemporánea, una urbanita que hace suya la ciudad». Ya saben que las notas de prensa son así, señores. Es decir, cargadas de poesía, luego es la calle la que quita o da razones. Con sus brillos y su moña zapatera, conjuga lo conservador con lo atrevido, en un zapato que a primera vista, al menos, parece cómodo. Y comodidad es lo que últimamente reclama la mujer un poco harta de andar con tacones de vértigo.