Punto y final para la histórica firma italiana Gianfranco Ferré. Paris Group, el grupo de Duabi propietario de la empresa desde el año 2011, ha anunciado que la compañía echa el cierre, aunque con la salvedad de que mantendrá en funcionamiento las licencias. Noticia triste para la moda, porque triste es que acabe en manos inexpertas oficios en los que se mezclan el arte y la cultura con las finanzas. Es cierto que bregar con intangibles no es tarea fácil, ocurre también como cuando se meten a lidiar con medios de comunicación profesionales de sectores antagónicos en fondo y forma. Cuando estos cócteles se dan el fracaso suele estar detrás de la puerta.
Leo que los sindicatos, como es normal, están en contra del cierre de la empresa y negocian con un inversor (no se sabe si real o ficticio) el rescate de esta enseña. Gianfranco Ferré, arquitecto de formación, nacido en Legnano en 1945, empezó muy joven en el mundo de la moda diseñando joyas para crear en el año 1970 su marca de accesorios. Luego, poco, a poco, fue diseñando desde pañuelos, zapatos y bolsos, hasta originales camisetas para la firma Fiorucci. En 1974 inaugura su propia marca de prêt-à-porter.
En 1987 puso en marcha la empresa Gianfranco Ferre junto al empresario Franco Mattioli, que fue su socio durante 25 años. Pero desde 1989 hasta 1996 fue director creativo de la firma francesa Christian Dior. Un italiano en París. A los seis años de su salida de esta compañía Gianfranco Ferré vende su propia firma a Tonino Perna, aunque siguió llevando la batuta de la dirección creativa. En 2007, el diseñador falleció de un derrame cerebral. Tras su muerte, la empresa fue dando bandazos hasta llegar a manos del grupo dubaití Paris Group, que controla el magnate Abdulkader Sankari, quien decidió prescindir de los directores creativos de la marca.
La casa empezó a ser un barco a la deriva. Hace dos años cesó la actividad de confección de sastrería, realizada en Italia, por la caída de las ventas, y Gianfranco Ferré enfiló la cuesta abajo que le ha llevado a su cierre definitivo. El creador italiano siempre buscó la perfección en la forma, a la que muchos han comparado c0n la línea pura de una escultura. Buscó también la obtención de colores propios y un estilo al que los expertos en estas lides han asemejado con la solución lógica de una ecuación de ingeniería. Una lógica que dista bastante de la otra, la del dinero.