La colección, según la nota de prensa (al César lo que es del César) se basa en prendas de proporciones estudiadas, funcionales, cómodas y confeccionadas de una manera cuidadosa. «La colección está inspirada en la naturaleza, en concreto en las frutas y en las verduras, teniendo los estampados y dibujos los diferentes frutos y especies de plantas como eje principal. Los colores escogidos nos aportan la frescura y viveza para el disfrute de la primavera/verano, y los tejidos han sido seleccionados por su comodidad e idoneidad para los meses más calurosos del año».
«Todas las piezas han sido elaboradas según los estándares de comercio justo por cuatro grupos productores de la India: Creative Handicrafts, Rajlakshmi Cotton Mills, Craft Resource Center y Equitable Marketing Association». Es verdad que no todo el mundo está por la labor de adquirir estas prendas porque las considera «un género menor», alejadas de las tendencias de última hora. Como si las tendencias, desde los años noventa, no fueran reiterativas hasta la saciedad. Todo es inspirarse en el pasado.
Sin embargo, hay quienes agradecen saber que se visten con ropa que ha sido elaborada como Dios manda, sin explotar a sus «hacedores», con materiales naturales, como es el caso de Veraluna. Además de ser producidas según los prototipos de comercio justo, están realizadas en algodón también de comercio justo y orgánico cultivado por pequeños productores. Otro de los tejidos es el «voile». Cómodos y frescos, acorde con la temperatura. Los colores, muy propios de la estación, así como los que recuerdan a diferentes frutas y verduras como el mango, la frambuesa, la uva o el lichi.