Me consta que tengo un numeroso grupo de lectoras que se equipan- una palabra poco usada en la actualidad- en Roberto Verino de cara a la Semana Santa y a la Feria. No se visten de mantilla ni de flamenca, pero quieren ir de punta en blanco a las fiestas primaverales de Sevilla. Hoy traigo a telademoda su nueva colección, una colección cápsula, ya saben, limitada, pequeña, que conjuga la calidez de los tonos tierra con los motivos naturales. Se llama «Warm Nature» y en ella destacan los colores naturales como el crudo, el camel o el marrón, una de las grandes apuestas de la temporada que se ha situado en el podio de honor de la paleta cromática de referencia. En el sur nos gustan los colores vivos, pero cada vez y para determinadas ocasiones nos inclinamos por la discreción y la elegancia de esta gama de tonalidades.
“Los colores sencillos y de carácter atemporal como el negro, el blanco o el gris son clave a la hora de crear armarios versátiles y duraderos. Los colores naturales, además de cumplir con esta premisa, desprenden un toque extra de elegancia y sofisticación, aportando además esa calidez y confort que veremos mucho en los meses venideros”, ha manifestado el diseñador gallego. Es verdad que estos colores tostados desprenden un halo de calma, paz, sosiego, algo así como una clase de taichi, pero en indumentaria. Es una propuesta que encaja a la perfección con las tendencias del llamado «street style»de esta primavera. La moda que no está en la calle, no es moda, solía decir Coco Chanel. No obstante, las prendas de Roberto Verino conservan en su confección el sello intemporal que tanto caracteriza a la firma, nacida en el año 1982.
Asimismo, los estampados con motivos naturales contrastan con los tejidos lisos para crear un acertada combinación. «La naturaleza es una fuente inagotable de inspiración. Sus formas, sus tonalidades suaves o sus texturas siempre han sido para mí una gran referencia a la hora de pensar en las colecciones que presentamos”, afirma el diseñador. Entre las propuestas más destacadas, me quedo con los trajes sastre de tres piezas elaborados en crepé, la falda y la chaqueta de «tweed» con detalles desflecados y los conjuntos ligeros y vaporosos acabados en un estampado natural. Además, no hay que olvidarse de las chaquetas de napa marrón con pespuntes a tono o las gabardinas, tan útiles en esta época del año. Una colección en la que la sobriedad es la invitada de excepción, así como la sutileza de sus tonos y formas, a las que hay que añadir esos detalles pequeños pero que hacen grande la propuesta: lazos, flecos o nudos.