CARMEN LATORRE Y SU PIEL DE ÁNGEL

por Clara Guzmán

Los años cincuenta y la corsetería, en la colección de este año. Foto: @chemasoler_fotografo

Las colecciones de trajes de flamenca que Carmen Latorre (www.carmenlatorre.es) presenta cada año en la Semana Internacional de Moda Flamenca, (Simof) están estudiadas y trabajadas al milímetro. Se ha inspirado, por ejemplo, en Balenciaga o en uno de los poemas del alma de Federico García Lorca. Pero en esta edición me ha sorprendido gratamente al haber puesto sus ojos en mi querida Lola Gavarrón, la gran maestra de los cronistas de moda que en España han sido. Autora del libro «Piel de ángel» sobre la historia de la ropa interior femenina, nunca se hubiera imaginado que la diseñadora Carmen Corpas, junto a su madre Carmen Latorre, que da nombre a la firma, se hubiera sumergido en sus páginas para que, desde su Mairena del Alcor natal, creara una colección artesanal donde la corsetería fuera la protagonista estelar.

Carmen Corpas, Carmen Latorre y la joven modelo Natalia Montoya. Foto: @chemasoler_fotografo

Hacía tiempo que Carmen Corpas quería llevar al traje de flamenca la alianza entre corsetería y el estilo de los años cincuenta, una década que, según los entendidos, fue de las más elegantes en la moda. Pero quería un vínculo romántico, dulce, alejado de la dureza interpretativa que le dio Gaultier. No obstante, su diseño realizado en piel blanca está inspirado en Madonna, pero de una forma sutil. «Quería que se vieran las ballenas, el corsé, que se realzara el pecho, ese pecho puntiagudo característico de los cincuenta. Toda la corsetería se ha hecho en nuestro taller, una idea que empezamos a trabajarla este verano en nuestra línea de fiesta, debido a la demanda de la clienta. Hemos lanzado unos trajes de flamenca con el corsé visible y otros no, fruto de un detallado estudio de costura».

Tono coral con un toque de bordados y flecos. Foto: @chemasoler_fotografo

Color cardenal para este sensual vestido de «Piel de ángel». Foto: @chemasoler_fotografo

De cada colección, Carmen Corpas va sumando novedades a sus cotizados trajes de su línea creativa, ya que dispone también, como es lógico, de otra más comercial. «En «Hilo invisible», dedicada al maestro Balenciaga, empezamos a confeccionar volantes dobles reversibles. El cordoncillo al filo nunca me gustó. El volante doble no aumenta el peso del traje, al utilizar tejidos livianos. En la colección «Piel de ángel» hemos empleado mikado, raso o crepé de satén, con la idea de incorporar la ropa interior. Además, hemos incluido el brillo, sin que se vean los pespuntes. Una labor evidentemente de artesanía. Los colores, pasteles, en consonancia con la ropa interior: celeste ahumado, nude, camel, amarillo claro. Pero también el tono coral con un toque de bordado y fleco; el verde lima, el cardenal y el clásico rojo».

Los tonos pastel, invitados de excepción en esta colección. Foto: @chemasoler_fotografo

Inspirado en Madonna, en piel blanca y con el corsé visible. Foto: @chemasoler_fotografo

Le pregunto por una cuestión siempre muy debatida: la hechura idónea para que el traje no pese y sea cómodo. «Los diseñadores siempre andamos buscando distintos patrones para que el traje sea confortable. Hay clientas que piden comodidad, pero sin caer en el modelo clásico. Para eso están los que llevan el vuelo de capa desde la cintura, ya que al tener volumen en el bajo no hay problemas para sentarse o ir al servicio. El de nesgas de arriba abajo es otro de los modelos. El vuelo se puede empezar desde la cintura o la cadera. Son trajes que marcan el cuerpo, pero permiten movilidad. El modelo sirena es el más incómodo. El tejido también es determinante. Si es gasa, crepé o crepé de satén no pesa nada. Si se utiliza raso o popelín y le imprimes mucho vuelo, tanto el popelín como la lycra gruesa incrementan el peso del traje. Son tejidos que no utilizamos».

Soberbio traje blanco con brillo de «Piel de ángel». Foto: @chemasoler_fotografo

Este año, la firma Carmen Latorre se ha estrenado como jurado en «Emprende Lunares«, el certamen que concede becas para emprendedores de moda flamenca, creado por la Fundación Cajasol y la agencia Doble Erre. «Me ha gustado la experiencia. Ves a los aspirantes cara a cara, escuchas sus circunstancias y palpas su vocación y la pasión que le ponen a una profesión muy seria. Un traje de flamenca tiene muchas puntadas y mucho trabajo detrás como para ser un mero hobby. Diferente es quien le cose uno a su hija o a su nieta. Creo que el traje de flamenca tiene una larga vida y sobre todo ahora que lo hemos visto en los Goya. Simof está como nunca. No deja de salir gente nueva. Cada uno tiene que buscar su línea, su clientela, pero sin machacar al que está la lado. El público es el que siempre decide quién se queda».

Un clásico renovado por Carmen Latorre. Foto: @chemasoler_fotografo

La firma Carmen Latorre, que lleva cerca de cuarenta años en el oficio y oficio tiene un rato, ha sido protagonista en esta edición de Simof de la etiqueta de la botella de vino de Marqués de Cáceres, uno de los patrocinadores del certamen. «Se ha realizado con un vestido de la colección «Arbolé» del año pasado». Comprometida hasta la médula con su profesión, Carmen Corpas me cuenta la razón por la que las modelos de esta edición lucían en su muñeca derecha un acerico (almohadilla que sirve para clavar alfileres o agujas). Una especie de rebelión contra la osadía de la ignorancia. «Unos jóvenes diseñadores se permitieron afirmar que las modistas no eran nada, que no tenían valor. Qué habría sido de ellos de no contar con sus abuelas, madres o tías. Jamás habrían conseguido hacer realidad el dibujo que pintan. Dibujar no es diseñar y un diseñador tiene que saber de todo. Por eso he querido homenajear con el típico acerico a las modistas, a las costureras de los cincuenta y de siempre, que tanto han aportado a la moda».

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