Moda de dulce

Patricia Rodríguez hace moda de dulce, así, en el sentido estricto del término, sin metáfora alusiva a la categoría edulcorante de sus prendas. Porque Patricia Rodríguez se dedica a hacer maravillosas tartas y otros productos azucarados desde su empresa Jewel Cake Company.

Tartas o cookies a la moda que pueden comprarse «on line» y que tienen la garantía de estar realizados con las mejores materias primas, esas que usan a diario en los cuarteles gastronómicos de Ferrá Adriá o Arzak. A saber: chocolates belgas, mantequillas francesas y harinas italianas. Una buena manera de cocinar a la moda.

Patricia Rodríguez aprendió repostería en Perú, Guatemala, Estados Unidos e Inglaterra,  sitios en los que recaló debido al trabajo paterno. Con todo ese bagaje culinario, se metió de lleno en una aventura vía internet, que le está endulzando la vida. Porque Patricia estudió Bellas Artes e Interiorismo y tuvo a la moda como eje de su trayectoria vital y profesional. Hace tres años se preparó dos masters, uno en Asesoría de Imagen y el otro en Personal Shopper. Abrió una empresa que no cuajó, pero que le permitió llenar su mochila de esas experiencias que curten y dejan poso. «Guardo muchos contactos de entonces porque busqué mucho para conseguir cosas nuevas y poco vistas. Llegué a organizar una pasarela con una diseñadora brasileña que fue un auténtico éxito, y con algunos de los creadores que conocí en esa época, como deCandela o Los Delantales he emprendido este nuevo proyecto de fusionar la moda con la repostería de diseño».

Tartas de diseño

«El trabajo artesanal siempe ha sido mi debilidad y una especie de «droga». Así que después del fracaso de la primera empresa decidí montar otra en la que todos estos factores estuvieran presentes y se me ocurrió lo de las tartas de diseño que conocía de cuando estuve viviendo por América. Quién me iba a decir entonces que acabaría siendo una cake designer». Una cake designer que trabaja para la Casa de Alba o que es la autora de la tarta que conmemoró el quinto aniversario del programa televisivo de Ana Rosa Quintana.

Dice Patricia que la repostería la acompaña desde los diez años. «Por el trabajo de mi padre hemos viajado muchísimo a lo largo de toda nuestra vida y allá por donde iba yo aprendía a hacer dulces. Tanta es mi afición que aún tengo guardados mis primeros cuadernos de recetas».

A medida

«Para solicitar este tipo de tarta lo mínimo que se pide es una  semana y dependiendo del trabajo que requiera se hace hasta con dos meses de antelación, sin contar que la fecha no esté «reservada», ya que en este negocio hay un cupo de tartas para cada día. Al ser un trabajo cien por cien artesanal y personalizado todo ha de «confeccionarse» a medida. Para hacer los encargos hablo siempre con cada cliente. Ellos me cuentan su idea, lo que les gustaría representar, el personaje favorito de su hijo o de su esposa o esposo y sobre estos parámetros trabajamos juntos hasta crear algo que realmente pueda sorprender. Además, las tartas siempre tienen algo de sorpresa, puesto que la gente te da ideas pero nunca sabe cómo se van a interpretar. Mis clientes habituales lo dejan todo a mi libre elección, lo cual es bastante gratificante».

«En la web -continúa Patricia- existe la posibilidad de comprar «on line» las cookies o los «regalos de alta costura». Las tartas también pueden encargarse por este método, aunque a partir de ahora ya podrán pasarse por la tienda que abriré en La Moraleja (Madrid), donde tengo a la mayoría de mis clientes. Allí podrán probarse las camisetas o los delantales e incluso degustar algunos de nuestros productos, entre ellos caviar de chocolate, pastas de te inglesas, macarons y otros dulces un poco exclusivos».