Merche Debaga, ilustraciones en tela

 

Es una defensora a ultranza de la moda alternativa,  de la que está en las antípodas de la establecida, a la que define como superficial. Es de El Puerto de Santa María, se llama Mercedes Pérez y su nombre artístico es Debaga Embroidereb Brand.

Su abuela era costurera y su madre también, así que de tal palo… Pero a Merche Debaga  (www.debaga.com)  no le gusta la costura, lo suyo es experimentar con la máquina de coser bordados que pretenden romper moldes. «Me gusta crear. Soy ilustradora, pero con la máquina de coser. Customizo ropa y hago telares con estos bordados. Mezclo pintura con tela y para perfeccionar la técnica estoy en un curso de serigrafía». Merche estudió vestuario de Teatro en 2003 y decidió probar suerte con su peculiar estilo. Compra el género en la empresa de comercio justo American Apparel, de Estados Unidos, y sus diseños van destinados a la mujer, al hombre y al niño. «Mis prendas las vendo en mi taller de Castellar 52, porque formo parte de los once creadores de La Maraña, pero también  las vendo en las ferias a las que asisto en Málaga, Granada, Londres,  Madrid, Cádiz, Córdoba y Sevilla. Mi público es amplio, generalmente gente joven, pero a las señoras mayores les gusta mi bordado, quizás porque les recuerda a su época, cuando la máquina de coser era casi obligatoria en las casas».

Del graffitti al art-brut

Dice que su obra la han definido como una mezcla entre el graffitti, el art-brut, el naïf, el punk más dulce, el colorido del pop y la música electrónica más vanguardista. Con este perfil no es de extrañar que Merche Debaga ( un juego de palabras con su pizca de ironía) sea una de las impulsoras de la Asociación de Diseñadores Independientes de Andalucía  (ADMIA). «Las tiendas nos piden un 50%  y tenemos que bajar el precio de nuestro producto para poder acceder al mercado, con lo que están infravalorando nuestro trabajo.  Con esas condiciones no podemos competir, porque mis ediciones son limitadas. Yo suelo trabajar con el negro y el blanco de fondo, colores que me dan mucho juego a la hora de aplicar los dibujos. Lo mío son las hilaturas, aunque lo caro es la materia prima, sobre todo el algodón, y, por supuesto, mis horas de trabajo».

Usar y tirar

«Cuesta mucho vivir de esto, por eso hay que buscar mercados en el extranjero, aquí no se valora la artesanía. Impera la filosofía del usar y tirar, Inditex es nuestro cáncer, cuando una prenda hecha a mano, con un buen algodón, dura años. Yo apoyo el movimiento «Art&Craft», arte y diseño, un movimiento que surgió en Inglaterra en el siglo XIX  y que apostaba por dejar la máquina y trabajar con las manos. En España existen los «Nómada Market», mercadillos de moda en sus distintas variantes:  ilustración, complementos, fotografía, repostería, en los que suelo participar».

Merche ha estado tres meses en Florencia con una beca Leonardo y ahora en junio se va a Berlín con una Erasmus, a comprobar in situ cómo funciona una empresa de su mismo sector. «Berlín es muy underground, Estocolmo y Copenhague son en estos momentos ciudades punteras en el diseño, así como Bruselas. Londres se ha quedado rezagada». Quizás por eso le gusta  la firma Poti Poti,  Silvia Salvador y Nacho Cornejo, dos diseñadores gráficos madrileños afincados en Berlín. Y la dejo en su taller preparando vestidos y camisetas con sus bordados de Singer del siglo XXI.