Fotos: Christie’s
Margaret Thatcher ha provocado filias y fobias en sus coetáneos y en los que no la conocieron y se dejaron llevar por lo que decían unos y otros. La llamada «Dama de hierro» dejó huella, de una manera u otra. Fue una mujer que luchó por cumplir su sueño. Ese fin último que ahora se ha convertido en un mantra de la modernidad, ella lo llevó a cabo. Llegó a ser primera ministra del Reino Unido entre 1979 y 1990, una época de grandes cambios históricos, en la que fue una de sus protagonistas.
De Margaret Thatcher me quedo con sus ojos de aguda inteligencia y con algunas de sus frases no muy conocidas, pero tan redondas como ésta: «Tener poder es como ser una señora. Si tienes que decirlo es que no lo eres». Ahora la «Dama de hierro» está de actualidad porque los días 15 y 16 de diciembre, la galería Christie’s de Londres subastará más de 400 piezas de esta mujer que este año cumpliría los noventa.
A los amantes de poseer aquello que han poseído sus mitos les esperan no sólo el vestido de novia de esta política, cuya vida fue llevada al cine con gran maestría por Meryl Streep, sino distintos trajes, bolsos a tutiplén, pañuelos de cuello y joyas. En este apartado, no sólo hay perlas, a las que era tan aficionada, sino un collar de Chaumet de esmeraldas y diamantes, valorado en 250.000 euros.
Pero no sólo saldrán a subasta sus artículos más personales, sino otros que formaron parte de su vida pública, como la maleta roja de sus documentos confidenciales o el discurso manuscrito de despedida. Lo más curioso de todo es que el armario de la Thatcher ha dividido a la sociedad británica, después de que fuera rechazado por el prestigioso museo londinense de arte y diseño, Victoria and Albert.
La institución alegó, con mucha delicadeza por su parte; o sea, con diplomacia británica, que sólo adquieren piezas de destacado valor estético o calidad técnica. A eso le llamo yo ser sutiles. Hay que reconocer que la señora Thatcher tenía muchas cualidades, una de ellas ser una política pionera, pero no precisamente la de vestir con gusto y con estilo. Las cosas como son.
Pero la «Dama de hierro» todavía sigue siendo una figura muy respetada por la sociedad británica, incluso por los que estaban en sus antípodas. Así que la decisión hizo que se abriera una brecha entre los que estaban a favor de la postura del museo, como el crítico de moda del diario «The Independent», Alexander Fury, y en contra algunos políticos del partido conservador como el alcalde de Londres Boris Johnson.