Que a telademoda le gusta Lebor Gabala es de todos mis seguidores conocido. Me gusta porque es ropa ponible. Ponible, un término que no acaba de aceptar la Real Academia de la Lengua, cuando es de uso cotidiano. Mucho más que almóndiga, dónde va a parar. Ya saben, doctores tienen las academias. Pero expertos también tiene la moda y la ropa de Lebor Gabala es ponible, posible y «comestible».
Tan comestible que la colección primavera-verano 2016 lleva por nombre «Hibiscos y peladillas». El hibisco es la flor nacional de Haití y es también la responsable de que el verde aflore en las prendas, a veces tomando un protagonismo a tener en cuenta. El verde no es un color que favorezca a todo el mundo, aunque sus distintos matices permiten que haya dónde elegir y que nadie se quede sin el suyo.
Maite Muñoz, una mujer con oficio, es la responsable de la firma. El oficio de crear prendas es, como otros, necesario a la hora de lanzarse al terreno, peor sobre todo vital para mantenerse. Maite Muñoz tiene un largo recorrido que va de Barcelona a Ibiza, para retornar de nuevo a la Ciudad Condal y ponernos al día con unas prendas que celebran la fiesta de la vida.
Como experta en estas lides sabe sacar de contexto colores y tejidos para crear una colección amplia y muy femenina. Dulce y natural; hibiscos y peladillas. El punto es uno de sus mejores aliados, al que le ha impreso el tono pastel, el de las peladillas; ese que va a ser tan demandado cuando llegue el calor de verdad, el que corresponde a la estación primaveral.
Ha utilizado popelín de rayas de las camisas masculinas para crear una serie muy femenina con volumen y movimiento, donde la camisa se transforma en un vestido largo, que se enreda en los pies con un vaporoso volante. La loneta de algodón la ha utilizado para dibujar vestidos livianos y minimalistas. Pero tampoco se ha olvidado de los jerséis, las chaquetas, ponchos y túnicas.
Los acabados son artesanos, marca de la casa, además de los teñidos, que confieren a las prendas un sello de exclusividad. No se ha olvidado de los «shorts», de las minifaldas, de las camisetas surferas, de los vestidos con estampados digitales. Pero no sólo de verde vive la última colección de Lebor Gabala, porque también se nutre del kaki, azul, añil, marrón carmelita y el acogedor rojo coral.