¿Qué sería del invierno sin cuadros? ¿Qué sería de la estación que menos me gusta del año sin ese tejido tan característico? Los cuadros me han acompañado toda mi vida. Desde las faldas plisadas de mi adolescencia, con un ostentoso imperdible incorporado- ¿recuerdan?-, hasta los cuadros ventana o harris. Todos han formado parte de mi guardarropa. Algunos todavía tienen un lugar de honor. La calidad no tiene edad. Y lo bueno, si breve, dos veces o más bueno. La firma Lebor Gabala, que mis lectores saben que es una de mis preferidas patrias, trae a telademoda una sinfonía de cuadros para afinar con precisión en estos fríos de enero. Para afinar y para darle la razón al filósofo Walter Benjamín cuando decía que “la moda es el eterno retorno de lo nuevo”.
Como se puede apreciar en las imágenes, hay un amplio despliegue: faldas, chaquetones, abrigos e incluso braguitas. Sí, para no desentonar y que haya armonía. Se combinan con prendas más neutras y así evitar el recargado agobio del efecto final. Lebor Gabala siempre ha creído en el lujo austero, aunque suene a contradicción. Menos es más cuando se trata de alcanzar la cadencia. Así lo creo, por eso sigo a esta firma que lidera Maite Muñoz, una catalana curtida en la industria textil, que decidió emprender el vuelo en solitario y crear Lebor Gabala para disfrute de sus numerosas clientas.
Vuelvo a explicar el por qué del nombre Lebor Gabala, para los que se hayan incorporado tarde a mi blog y como siempre se ha hecho en el periodismo clásico. Es la adaptación fonética de Leabhar Ghabhála Erenn, título de un libro de mitología celta. Pero además es el nombre elegido para dar vida a esta firma de moda femenina, hecha en España para el mundo. Qué alegría que una marca patria triunfe en el extranjero. «El mundo es de Dios y Dios se lo alquila a los valientes». Dicen que es un proverbio árabe y que incluso aparece en el Corán. No me preocupa su origen, sólo me fijo en su esencia. El mundo es de los valientes, de los que abren brecha. Maite Muñoz es un ejemplo. Como para no quedarse a cuadros con Lebor Gabala.