El mundo del toreo ha dado tanto de sí en España que, aunque hayan clausurado las plazas de toros de Barcelona y las hayan convertido en centros comerciales o similar, su presencia es patente incluso en la moda. Las manoletinas, ese calzado que la gente confunde con las bailarinas y los que hemos danzado con puntas sabemos que están en sus antípodas, deben su nombre a un matador de toros, Manolete. Sí, ese al que sus detractores lo motejaban con una cancioncilla que decía: «Manolete, si no sabes torear pa qué te metes». Pero ya sabemos que los detractores suelen ser aquellos que hablan sin conocimiento de causa.
Pero con conocimiento de causa ha actuado la pareja que da vida a Le Botón Army, que acaba de poner en el mercado su primera colección de manoletinas, ese calzado plano, flexible y con muy poco tacón que tantas reminiscencias taurinas tiene. Sus manoletinas son nuevas en esta plaza, pero cien por cien españolas, que ya es mérito en los tiempos que corren quedarse en casa para producir. Sus diseños se han realizado en Elda (Alicante), el mismo sitio en el que instaló su cuartel general el diseñador norteamericano Stuart Weitzman.
Le Botón Army (www.lebotonarmy) es una firma española de manoletinas que apoya el tejido empresarial nacional, además de creer firmemente en la artesanía, que en nuestra tierra es de las mejores y no es chovinismo. Con estos mimbres, la utilización de unos escogidos materiales y la profesionalidad de un equipo con más de treinta años de experiencia en el mundo del calzado, el resultado no podía ser más espectacular. Unos diseños originales, distintos y llenos de creatividad.
Es curioso, pero en su aterrizaje en el mundo del marketing y los medios de comunicación, el chico y la chica de Le Botón Army dicen que lo que pretenden con sus singulares manoletinas no es torear al respetable. No; lo que ellas quieren es que nos vistamos por los pies, haciendo alusión a que su calzado manda a la hora de decidir qué nos ponemos. Y sé de quien se ha comprado unos zapatos y luego ha buscado el modelo para acompañarlos. Y es curioso, pero vestirse por los pies en Andalucía significa que quien lo hace es un hombre cabal. Un hombre de palabra, como se decía antes. Evidentemente, antes, mucho antes de que existiera el whatsapp.