Una los ve y le da frío. Frío porque están hechos para abrigar al hombre, al hombre de hoy, no al de los siglos pasados. Hoy también hay hombres tiritones, además de hombres que van en moto, que escalan cumbres heladas o que ya tienen una edad. No lo sé. El caso es que, para ellos, la firma Jockey se ha devanado los sesos y ha lanzado una nueva colección, con el nombre de Long John. Calzoncillos largos de estampados y en colores diferentes a esos que veíamos en las pelis del Oeste, que algún día fueron blancos, pero que, ya se sabe, las pésimas condiciones higiénicas de la época impedían que se mantuvieran impolutos.
Jockey, que es una firma clave en la ropa interior masculina, que tiene una trayectoria seria y cabal, no pierde la oportunidad de abastecer los armarios del hombre con esas prendas tan delicadas, como son las interiores. Lo de los calzoncillos largos pueden tener su aquel si se los pone un hombre que tenga también su aquél, las cosas como son. Que son prácticos, por supuesto, pero sucede lo mismo con la ropa interior femenina. De algodón, holgada y de cuello vuelto es para salir corriendo por muy atractiva que sea su portadora.
Yo me he ido a investigar sobre los calzoncillos y lo mejor que me he encontrado, como suele ocurrir, es el estudio riguroso que sobre la prenda ha hecho Maribel Bandrés. Para no remontarnos a la prehistoria, vamos a recalar en la Inglaterra del siglo XVII. Allí se elaboró ropa interior masculina de mucho abrigo, de excelente lana inglesa, pero bastante incómoda. Hasta los médicos entraron al trapo de la discusión sobre si eran perjudiciales o no para la salud. Entonces, que se sepa, no había recortes en Sanidad y podían hablar y actuar sin cortapisas.
Después de muchos avatares, que es una fórmula literaria muy socorrida para acortar el relato, en el siglo XIX nos encontramos con un modelo de una sola pieza, consistente en una camiseta más un calzón largo o hasta la rodilla, que, además, se utilizaba para dormir, junto con un gorro a juego. Unos años después, como suele suceder en casi todo en la vida, la prenda se separó en dos partes por la cintura, dando vida a lo que hoy conocemos como calzoncillos. Había diferentes modelos: los largos con pies incluidos, tipo leotardos, y los cortos que llegaban a la rodilla, donde se sujetaban con cordones.
Ambos llevaban una tirilla o una jareta con cordones en la cintura, sigue contando Maribel Bandrés. Se anunciaban en los periódicos y se decía que eran de punto absorbente y en diferentes colores, pero no chillones, discretos y serios, a juego con las camisetas. Llevaban botones en las aberturas, hasta que después de la II Guerra Mundial apareció el boxer y mandó parar. Mandó parar la producción de los calzoncillos largos, que descendió, pero no llegó a desaparecer porque, como dice el dicho, para gustos, los colores.
El boxer estaba inspirado, como su nombre indica, en las prendas de deportes de los boxeadores, que usaban los soldados americanos. Los más exquisitos se los mandaban hacer a las lenceras, en tela blanca e incluso se hacían bordar sus iniciales. Fueron modelos con cinturilla, botones y pliegues que se planchaban marcando la raya. Increíble, pero cierto. Los calzoncillos largos se empezaron a hacer de punto afelpado, un modelo que todavía existe, con elásticos en los tobillos y que, abro comillas para copiar textualmente de Maribel Bandrés y evitar así malos entendidos, «que coloquialmente se conoce como marianos». Hay que ver lo que dan de sí unos calzoncillos…
3 comentarios
Y para las chicas qué? porque nosotras somos mas frioleras, aunque me temo que no cabrían dentro de nuestros estrechásemos jeans… igualmente me parece muy buena prenda contra el frio invierno.
Hola Clara:
Esos calzoncillos que has descrito en tu maravilloso blog los tengo asociados a un hombre tipo el que vivía con Hugh Grant en la peli de Notting Hill! Inglés espesito y con punto. Esto que nos muestras es otra cosa!!!! Me anima y alegra el alma que todavía no esté todo inventado.
Gracias por mostrárnoslos.
Me parecen super chulos y muy prácticos, ahora solo necesitan chicos atrevidos y frioleros…jeje
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