La Importadora, moda con arte

Desde el pasado mes de septiembre existe en la calle Pérez Galdós de Sevilla un espacio cultural en el que la moda campa a sus anchas tuteándose con el arte. Se llama La Importadora, un nombre con visos sentimentales que le puso su propietario, Rafa García Forcada, un artista multidisciplinar

La Importadora se llamaba el bazar que mi abuelo tenía en La Campana y que vendría a ser el precursor de las tiendas de chinos de ahora. Estaba en un edificio de Anibal González que fue El Café de París. Mi abuelo, Enrique Forcada, al que no conocí pero del que dicen que somos como dos gotas de agua, se arruinó y yo ahora he querido rendirle este homenaje en recuerdo de su aventura empresarial».

Rafa estudió Bellas Artes y se define como un pintor naturalista-expresionista. Hace interiorismo para hoteles, diseña muebles, tocados, una pasión heredada de su abuela, de quien posee una interesante colección; complementos, vestidos, bolsos, collares, pulseras, pendientes, y en breve empezará a hacer bailarinas customizadas de estilo romántico. Utiliza puntillas, tiras bordadas, piezas de orfebrería tanto antiguas como nuevas y piedras que van desde el coral a la ágata. Dice que sus diseños se pueden llevar tanto para diario como para un acto, tal vez porque están hechos con la idea de que cada cual le imprima su estilo personal.

Una shopgallery en Sevilla

«Mi tienda es una shopgallery, donde oriento al público no sólo en moda, sino en interiorismo y arte. La gente no viene exclusivamente a comprar ropa hay quien entra únicamente a ver arte. Y aquí se puede encontrar con obras de Felipe Ortega Regalado, Cristina Galeote, Eva del Fraile, Pablo Rodríguez, Alejandro Botubol, Ismael Lagares, Susana Ibáñez, Carlos Orta, Fernando Daza, Ignacio Estudillo, Gloria Martín, Montse Caravallo, Pedro Delgado, Aitor Lara y mías. Mi idea es tener creadores preferentemente andaluces, aunque de los que he nombrado uno es extremeño y la otra vallisoletana, sin embargo se han formado en Sevilla».

A la larga nómina de jóvenes artistas pujantes que pueblan este espacio, hay que sumar una serie de firmas muy apreciadas por los entendidos en moda, como son El Ganso, Whiz, Anjara, Cristina Vázquez y su Gabinete de las Maravillas o Cristina Cárdenas. Pero además, el visitante se puede topar con algunas antigüedades que le imprimen un aire londinense a  este local del centro de Sevilla. «Me considero un pequeño coleccionista y me gusta enseñar a la gente todas mis inquietudes, precisamente en mi tienda, que es como mi casa. Elijo todo con mucho cuidado y pongo mucha atención en que las piezas no desentonen unas de otras. A veces recupero muebles y los utilizo como formato para pintar».

Rafa García Forcada,  cuya relación con la moda surgió a raíz de que su madre abriera una boutique de ropa en Constantina, sorprende cuando define el denominado negocio del siglo XXI. «No considero que la moda sea un arte o al menos un gran arte como la pintura. Hay diseñadores que hacen piezas espectaculares, equilibrios, volúmenes, que tienen cosas en común con la arquitectura o la pintura, porque todas las disciplinas se nutren entre sí; todo está conectado, pero cada uno teniendo su parcela delimitada. La moda es una necesidad del ser humano porque se basa en la estética. A mí me llama la atención el color y el equilibrio, porque soy un artista». Un artista que cree más en la elegancia que en las corrientes de la moda y en las tendencias. Lo importante es estar sin ir disfrazado y sin pasar inadvertido. Cualquiera que va a comprarse un traje para una boda comete el error de ponérselo todo encima, de llevarlo todo al extremo, sin ser conscientes de que si uno va disfrazado se siente incómodo, deja de ser él y se transmuta en otro. Lo que hay que tener claro es que la pasarela es la puesta en escena de la moda, no el día a día».

Becas para los jóvenes creadores

Para Rafa García Forcada, Karl Lagerfeld y Christian Lacroix son dos de sus diseñadores favoritos. «David Delfín hace también cosas muy interesantes porque está muy relacionado con las corrientes artísticas y El Delgado Buil, Nicolás Vaudelet, Josep Font. Hay muchos en España, y en Sevilla, concretamente, tenemos a Ismael Figueroa, creador de su firma «La aguja en el dedo», un autodidacta rompedor, que donde vende es en Barcelona, porque aquí le cuesta bastante. Tampoco me olvido de Vanessa Aller, que hace diseños en piel. Los organismos públicos deberían dar ciertas ayudas a la gente joven. Las corrientes creativas afloran en épocas de crisis, si se becara a esos jóvenes sería muy productivo, porque sabríamos que hay gente que hace cosas dignas de ver. Crear es una carrera de fondo, pero si eres persistente lo logras. La creatividad va en cada persona, pero hay escenarios más adecuados como Sevilla, perfecta por su clima, sus olores, su gente. Andalucía entera invita a crear».